Gillian Welch - The Harrow & The Harvest (2011)

The Harrow & The Harvest es el quinto disco firmado a nombre de Gillian Welch, consolida su asociación junto a Dave Rawlings, y corona de manera lustrosa una carrera sin fisuras.

Ocho años pasaron desde su última referencia de estudio, Soul Journey, intervalo de tiempo en el que entraron hasta tres veces en el estudio, pero cuando la musa no aparece, no aparece y punto, así que dejaron pasar el tiempo hasta que de manera natural llegó la inspiración.

Para quien no les conozca, es preciso apuntar que aunque cinco discos parecen pocos en quinze años de carrera discográfica, Gillian Welch y a David Rawlings han estado presentes en todo momento año tras año, también bajo el ala de la Dave Rawlings Machine, y seguramente los hayas escuchado en alguna de sus numerosas colaboraciones ya sea con sus canciones o en directo, han colaborado con artistas ya clásicos y consagrados, Emmylou Harris, Guy Clark, Jerry Lee Lewis, Tom Jones...etc, y requeridos por las nuevas generaciones para dar consistencia a su discurso, dieron cuerpo acústico al debut de Ryan Adams además de compartir Rawlings autoría de la canción "To Be Young...", además de otras colaboraciones de éxito con The Decemberists, Old Crow Medicine Show...etc, es una lista interminable de artistas conocidos por todos y que les quieren en sus discos, cosa que no es de extrañar, y es que a Welch y a Rawlings no hay que valorarlos solamente por las referencias discográficas a su nombre, además han inspirado grandes discos de otros artistas. Pero es en este The Harrow & The Harvest donde la pareja conjuga a la perfección su química, su experiencia y su buen gusto.

La primera pieza del puzzle y también la primera cosa que desde el primer día me ha llamado la atención es la portada cuidada hasta el último detalle, obra del diseñador metalero John Dyer Bayzley. Parece un tapiz de la edad media, cargada de simbología pagana y religiosa. En el tapiz Rawlings prende la llama (su técnica a la guitarra) y Welch propicia con ese fuego el halo místico a su alrededor (las canciones) mientras apunta con el dedo hacia el cielo (llegó la inspiración después de tanto tiempo), la lechuza, los dos pingüinos, rodeados por la naturaleza, bosques y campos de maíz, flores y árboles frutales, una portada de las que ya no se hacen, ella Atenea, él, guardían y consejero. Estoy seguro que de no conocerles y de no existir el streaming/descargas, hubiera comprado este disco por la portada.

Entonces vuelves a leer el título del disco que literalmente hace referencia a la siembra y a la herramienta que se utiliza para oxigenar la tierra y limpiarla de mala hierba. Efectivamente, fueron iluminados tras ocho años de sequía en medio de la naturaleza, ahora ya como un todo indivisible, y con canciones para contemplar en su total magnificencia el fresco que pintaron en la capilla sixtina de los Apalaches.


Scarlet Town es el principio de este viaje, el lugar de donde Gillian partió a oscuras y del que es necesario escuchar las advertencias "Look at that deep well, look at that dark ray". Con baladas como Dark Turn of Mind uno sólo puede que derretirse mientras escucha deslizarse la voz de Gillian soltando cosas como "You know some girls are bright as the morning and some girls are blessed with a dark turn of mind". Otra de los detalles que me llamaron la atención del disco es la trilogía The Way It Will Be, The Way That It Goes y The Way The Whole Thing Ends, interesante historia dentro de la historia, tres canciones con The Way en común: Como debería ir, como va y como acabará todo ésto, en esta trilogía cada canción relata relaciones (¿entre ellos?) tocadas por la fatalidad, podría funcionar como paralelismo de su propia experiencia como pareja a lo largo de los últimos años en el dique seco, sublime es poco.

En Tennessee Gillian juega a mujer maldita, consigue un tono confesional extra-real y entona un mea culpa con los dedos cruzados (por detrás). La línea de Don Along the Dixie Line es la línea que separa los recuerdos de infancia de la madurez, la que partió la inocencia y la separó del presente, "A river of whiskey flows down in Dixie down along the Dixie line, they pulled up the tracks now, I can't go back now can't hardly keep form crying" balada lánguida y suspendida en el tiempo, versos perfectos, una delicia de canción. Six White Horses, ármonica y palmas, la única percusión que aparece en todo el disco, con el mismo título que el clásico country de Larry Murray que popularizó Tommy Cash (el hermano de Johnny Cash!!!! caso digno de estudio), pero nada más en común.

Hard Times fue la primera canción que me llamó la atención, por título y temática remite a Hard Times Come Again No More, el clásico de Stephen Foster datado de 1854 (ahí es nada) y que Dylan incluyó en su disco del 92, Gillian remodela el standard sin salirse del primitivismo folk puro y duro, y el resultado queda en su sitio en el encuadre vital del disco. En Silver Dagger de nuevo al igual que con Six White Horses y Hard Times, la pareja utiliza un título de un clásico, puede que en sus mentes exista la lógica que busque la conexión con aquellas, como reabriendo el camino que dejaron y actualizando su significado.

David Rawlings es un virtuoso de los sonidos acústicos y Welch una songwritter que consigue colarnos cada canción como si de standards se tratasen, además cada letra vale su peso en oro, recomiendo escucharlo con las lyrics delante, a mi al menos me encanta elucubrar, encontrar conexiones entre el pasado y el presente, intentar llegar hasta el tuétano y abrirme paso por el misterio que rodea este disco con historias que utilizan un lenguaje y una imaginería propias del s.XIX, contadas desde la lejanía utilizando voces del presente, que parecen muy antiguas pero en esencia no lo son tanto. Sobrepasan así la barrera de meros entertainers revivalistas y aladides de la enésima frescura roots en este manual de como intentar cambiar el futuro con lo que sabemos del pasado. No es que jueguen en otra liga, es que ni lo intentan, puede que dentro de unos años se considere un referente fundamental del último folk y americana hecho en este siglo, debería.

Un disco para guardar a buen recaudo, degustar a conciencia, sin prisa, reconstruyendo este cuadro a veces misterioso y otros revelador. The Harrow & The Harvest es su mejor disco hasta la fecha y no puede pasar desapercibido a orejas del buen catador de manjares folk y de raíces.

Comentarios

  1. Pues estoy igual que con los Dream Syndicate de los que habla el mestre friend Johnny, que solo los he oido en grabaciolnes de directo. En vivo me parecen soberbios, su esencia, su aura, su espíritu, se percibe clarísimamente cuando se suben a un escenario, es lo suyo, igual que pasa con cualquier buen músico, cuanto más bueno sea, más tranmite en directo. En cualquier casok estoy de acuerdo contigo, deberían ser recordados conforme pasen los años, son la esencia del folklore de allí, la llama encendida que lo hace pervivir, el nexo entre los discos de pizarra y las partituras para pianola y los archivos mp3 o el streaming de hoy día. Abrazo, Chals.

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