Steve Earle - "Jerusalem" (2002)

Jerusalem es el décimo disco de Steve Earle, canciones que conjugan a la perfección el mensaje y un estilizado country-rock muy atractivo.


A la altura de Jerusalem, su décimo trabajo, Steve Earle ya tenía discos que conseguían lo que muchos otros grupos de country-rock, roots-rock o como prefiráis llamarlo, no han logrado o aún persiguen. Un currante de la música que lleva lo que no está escrito, primero escribiendo para figurines antes de publicar con su nombre, apadrinado por el inconmensurable Townes Van Zandt, erigido en su juventud como un artista de éxito arquetípico de Nashville, y resurgido de graves adicciones y relaciones tormentosas. Y como todo buen artista, sensible ante los hechos que desfilan ante sus ojos, crítico y sin miedo.

En este aspecto admiro a Steve Earle, y más ahora que el desastre está servido con miles de familias en la calle, una juventud con el futuro robado, educación, sanidad y servicios públicos por los suelos, muchos jóvenes que se van del país (y no por gusto)... y mientras la gran mayoría ejercita el músculo de la auto-compasión con anuncios de embutidos, eso sí, anuncios con una puesta en escena excelente pero con un guión que me provoca vergüenza ajena, claro, nos queda el jamón, la selección de fútbol y las panderetas, ¿para qué preocuparnos?.

Una razón de peso para volver a recuperar Jerusalem del olvido, es el hecho de que seguramente los jefes yanquis, policías del mundo, estarán a estas alturas diseñando su próximo asalto a la siguiente nación "sólo" por su propio bienestar, como si la memoria colectiva caducara en una década y ya no recordáramos los hechos ocurridos en los años 2001 y siguientes, con el fatídico atentado y su rápida reacción bélica por parte de los paises civilizados.

Entonces pocos se atrevieron a encañonar las sin razones de todo aquello armados con versos, poesía y palabras, no hay acto de amor más grande, como el que compuso Steve Earle en este disco cuando mirando al su alrededor observó más allá de lo que nos dejan ver en prensa y televisión, y arriesgando su propia integridad lo plasmó en unas cuantas canciones.


Jerusalem fue editado en 2002, justo un año después del atentado de las torres gemelas. Pero a diferencia de muchos de sus colegas de profesión, Steve Earle no cometió el error de ofrecer otro montón de canciones que más que transmitir esperanza parecían aprovechar el fatídico momento para destacar, en el peor de los casos poniendo de relieve un nacionalismo ultra que daba miedo, ejemplos hubo varios. The Rising de Bruce Springsteen es un ejemplo de lo que Jerusalem no es, aunque es otra excepción a la norma, declaró Steve Earle en entrevistas que de todos los discos referidos al atentado el de Springsteen es su preferido, diferente a Jerusalem, más emocional y centrada en el suceso (aunque Bruce no dejó de aprovechar unas canciones que originalmente estaban pensadas para la ciudad Asbury Park, la auténtica ciudad en ruinas de la canción).

Entre todos los discos de ese año, Jerusalem también fue especial porque su edición no fue inmediata al suceso, se alimenta más del poso posterior y con una perspectiva más amplia, lo que le permitió realizar un exhaustivo análisis de la situación de su país, no sólo en cuanto al atentado, además hurgando con ingenio en ángulo abierto en todas direcciones y sin dudar un segundo en señalar a su propio gobierno en Ashes to Ashes, por sus políticas que ya hace mucho de tiempo van sembrando muerte y destrucción con su turismo invasivo.

Políticas dominadas por el neo liberalismo atroz y permitido de las grandes corporaciones que utilizan a las personas como moneda de cambio tal y como denuncia en Amerika v6.0. Y con Conspiracy Theory, Earle se desmarca de todos sus compañeros de profesión no quedándose en la canción de apoyo moral a los amigos y familiares, puesto que pocos vieron que el gobierno de Bush utilizó el sufrimiento de las familias de las víctimas del atentado para llevar a cabo su propio plan, Earle sigue matizando el desastre social con el mal ejemplo que el país de la libertad y las oportunidades dió con el apaleamiento físico y mediático del caso expuesto en John Walker's Blues. Lanza además su dardo a los artistas que hacen las delicias de las listas de Nashville paseando sus intimidades por carreteras polvorientas entre whisky y whisky, ajenos a todo lo que ocurre a su alrededor, aunque The Kind además podría perfectamente servir de autocrítica a tiempos pasados​​.

Pero no todo lo que va mal en su país es el referente a las políticas de exterior, hay problemas que por desgracia son inherentes a la cultura americana, en What's A Simple Man To Do? Earle habla por boca de un inmigrante que ha de jugarsela cada día en la frontera para poder sobrevivir, como en su día cantó Ry Cooder y también Springsteen, en sus historias que hablan de los sub-mundos al margen de la realidad que conocemos y que nunca se muestran al gran público. Y mientras somos incapaces de mirar a la cara de la verdad, Earle nos pone ante un espejo en The Truth, un espejo donde verse, seas convicto, el guardia o la persona a pie de calle, quizás los miedos y las ilusiones son las mismas, quizás cambien las circunstancias de cada uno, pero al final el guardia que mira al preso a los ojos, a lo que más teme es a verse reflejado en él... pura maestría, dice mucho con muy poco.

Y además no podía elegir mejor título que éste, símbolo de una lucha casi eterna, un conflicto más rentable que religioso que utiliza las crónicas bíblicas como coartada, ¿aún hay quien piensa que el Islam es el origen del mal? ¿todavía hay quien piensa que aquel atentado fue ejecutado por el gobierno de Irak? Por favor, ya no, llegados a este punto ya sabemos de qué pie cojea la mesa, dinero, corporaciones, beneficios... sólo que ahora un premio Nobel de la Paz tiene el dedo apoyado en el botón. Como dice Steve Earle en la canción Jerusalem, sólo deseo que un día los hijos de Abraham bajen para siempre sus espadas en Jerusalem.

Fueron muchos los que le dieron la espalda con la temática de este disco, pocos dudaron de la invasión perpetrada por Estados Unidos después de aquel fatídico día. Jerusalem fue una excepción a la norma, uno de los mejores ejemplos de disco sin pelos en la lengua, con un lenguaje inteligente y directo que no desprecia la poética de los versos.

Pero no sólo consigue plasmar de manera muy mordaz su descontento, además Steve Earle consigue un disco compacto de guitarras gloriosas y producción perfecta, recurriendo a su roots-rock y sonando más moderno que los más modernos del momento, a veces muy Stones, otros con mucho soul, incluso se atreve con líneas de guitarra que suenan a rock alternativo de principios de los 90, formas atractivas para la revolución, actualización de la tradición americana sin traicionar su espíritu. Un disco que por desgracia continúa siendo muy actual.

Comentarios

  1. Magnifica retrospectiva y analisis de uno de los últimos grandes discos de earle antes de que tras su matrimonio lo dejase un poco seco

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    1. je je je, que malote, Earle tira por derroteros más lánguidos después de esto, pero no malos, bueno, eso creo. Saludos

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  2. El gran Chals: uno de los tíos más estilosos de la blogosfera.

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    1. hombre gracias, ya estamos conectados, me alegra verte por aquí, nos leemos. Saludos

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  3. Creo que lo descubrí por tí, my mestre, ahora me pierdo, no sé si estás repitiendo posts o ando un poco difuso. El caso es que ahora este disco me encanta, y después de leerte más todavía. Abraçada.

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    1. my mestre, estás en lo cierto, estoy recuperando y estilizando posts de la extinta route americana.

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  4. Muy bien reflejado el ambiente que sirve de telón de fondo al disco, la reacción del artista ante el entorno que le rodea, sin olvidar el puro aspecto musical del disco. Pocas veces he leído una entrada tan buena como ésta. Felicidades.
    Saludos,
    JdG

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    1. Gracias por el cumplido Javier, a veces simplemente seguir la misma música es suficiente, y en este caso te lleva por sitios poco transitados. Saludos y gracias por pasar

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