"...nadie puede negar la grandeza y putoamismo total desplegado en su gira europea..."
John Coltrane. Sólo teclear este nombre me produce un gran respeto e intento a tal efecto que no sea en vano, un Back To Vinyl en todo regla es la mejor manera que tengo, por manías melómanas de uno mismo y por que el formato a veces tiene su peso como es el caso de Afro-blue Impression, grabaciones en directo en Berlín y Estocolmo a finales de 1963.
Dejo claro desde el principio que considero (¿quien no?) A Love Supreme como uno de los momento musicales más lúcidos de la historia en general incluyendo dentro del pack clásicos de Viena y pies mojados en Mississippi, Ganges y Nilo, una burrada a priori pero que no me hace temblar el pulso al teclear y seguro que muchos aprobarán, supongo, que desde campos diversos y más allá del mundillo rockero. Pero ojo que en el caso de Coltrane, tal y como asevera Benny Green en la contraportada, hay un plus más allá de su obra maestra, la famosa frase (de no sé que sabio) que reza que lo importante es el camino y no el final, pues en Coltrane es importante contextualizar y saber en que momento de su búsqueda se encontraba a cada grabación, en este caso con un interés considerable si tenemos en cuenta que aunque Afro-Blue Impressions fue editado por Pablo Live en el '77 (ecatombe punk) realmente se tratan de grabaciones en directo poco antes del Amor Supremo. Tampoco quiero entrar en discusiones técnicas sobre la transgresión que lleva a cabo a través de compases, harmonías, melodías, escalas, acordes y tiempos, pues podría tornarse en farragoso un texto que se me podría escapar de las manos y que realmente pretende rendir profundo homenaje a la obra de Coltrane con este LP doble.
En Afro-Blue Impressions Coltrane está en plena forma y en plena expansión, aunque ¿cuando no lo estuvo?... buscando los mismos límites de la música, a veces encontrándolos y otras sobrepasándolos, con este disco por ejemplo, uno puede llegar a plantearse cuestiones que en el rock rara vez se plantéan y en el jazz no muy habitualmente, y es saber donde está el límite, Este disco tiene algunos de esos momentos de duda, de arranques de desenfrenada búsqueda de lo irracional, una especie de lucidez que roza/toca la locura pero que a su vez se niega a soltar definitivamente cierta lógica, su propia lógica.
En cierta manera me refiero al Free, que aquí tecleo con pinzas por desconocimiento, y donde siempre ha resultado difícil distinguir los mesías de los falsos profetas, cosa que a poco que uno escuche salva Trane a través del gran respeto y gran conocimiento demostrado respecto a sus precedentes, digamos que desde Charlie Parker y hasta Miles Davis, pasando por Monk y Ellington, y sobre los que se asientan sus bases en un extraño e inexplicable equilibro entre lo comprensible y lo que escapa al aficionado que escucha por el simple disfrute del sonido de los instrumentos llevados a sus respectivos límites sonoros.
En cierta manera me refiero al Free, que aquí tecleo con pinzas por desconocimiento, y donde siempre ha resultado difícil distinguir los mesías de los falsos profetas, cosa que a poco que uno escuche salva Trane a través del gran respeto y gran conocimiento demostrado respecto a sus precedentes, digamos que desde Charlie Parker y hasta Miles Davis, pasando por Monk y Ellington, y sobre los que se asientan sus bases en un extraño e inexplicable equilibro entre lo comprensible y lo que escapa al aficionado que escucha por el simple disfrute del sonido de los instrumentos llevados a sus respectivos límites sonoros.
A partir de aquí cuando la aguja pincha el vinilo empezando por la cara 1, se puede esperar cualquier cosa menos vacuidad, ya en la inicial Lonnie's lament, Trane lleva el propio instrumento a los límites de sus posibilidades, le continúa Naima, delicatessen de su puño y letra, ya standard del jazz, para más deleite del que aquí escribe, y cerrando la cara 1 un Chaisin' the trane, posiblemente en una de las versiones más cortas grabadas por él. La cara 2 dedica sus más de 20 minutos a una de sus piezas preferidas, My favorite things no faltaba casi nunca en sus repertorios, canción en la que encontró siempre el pasto idóneo para tocar tocar los límites físicos del saxo soprano, y ojo, que aquí todo no solo debe alabarse a la figura en el cartel, la parte de McCoy Tyner es para caerse de espaldas, no todo el mundo tenía la capacidad para estar junto a John Coltrane, mención además para Jimmy Garrison y Elvin Jones.
El segundo disco, la cara 3, abre con Afro blue, momento en el que entendí en su día que no hay que entender nada, o al menos no es necesario en ocasiones más allá de la propia sensación que pueda provocar el ensimismamiento instrumental de Coltrane a través de sus estructuras, nadie podrá poner la mano en el fuego sobre si esta grabación es primordial o no, para mí lo es en el sentido melómano de posesión de la copia y en comprobar como tonadas como Cousin Mary, de su Giant Steps, pueda sonar incluso más viva y fluida que en su versión de estudio, que momentos para la locura también la hay cerrando esta tercera cara con I want to talk about you, donde McCoy Tyner y Jimmy Garrison parecen perderse, mientras el tren avanza y no en una mera demostración de virtuosismo socarrón, más bien en una incursión por terrenos nunca explorados y donde parece ir a tientas, y nosotros en primera fila asistiendo al big bang más importante del jazz. Y una última cara 4 que termina por todo lo alto con Spiritual, preludio de la búsqueda del amor supremo, y apoteósico final con su celebrada Impressions, de la que se podrá discutir cuál es su mejor versión, y puede que la toma registrada en The Village Vanguard lo sea, pero nadie puede negar la grandeza y putoamismo total desplegado en su gira europea.
Suerte la nuestra de que el avispado Norman Granz siempre estuviera al quite y con el dedo en el record, dejando para la posteridad grabaciones de una calidad sonora encomiable pese al sonido mono estampado, cosa que me derriba ciertos mitos sobre la diferencia respecto al sonido stereo, pues dependerá en cada caso de muchos factores, ya sea de la toma microfónica, el registro, el soporte físico, la presentación... nunca aceptéis la reedición de una manera gratuita, y eso lo digo sin haber escuchado la versión remasterizada de 2013 (la anterior en cd no es nada recomendable), por lo que no tengo la potestad para anteponer un formato a otro por su sonido más allá del placer de sacar de la funda el vinilo para dejar que la analogía haga el resto y de la portada (que manía con cambiar las portadas en las reediciones). Coltrane, ahí es nada, imprescindible en cada una de sus épocas sonoras, genialidad y trabajo extremo elevado al infinito.
Esta grabación fue realizada en San Francisco justo un mes antes de la contenida en el vinilo.
Suerte la nuestra de que el avispado Norman Granz siempre estuviera al quite y con el dedo en el record, dejando para la posteridad grabaciones de una calidad sonora encomiable pese al sonido mono estampado, cosa que me derriba ciertos mitos sobre la diferencia respecto al sonido stereo, pues dependerá en cada caso de muchos factores, ya sea de la toma microfónica, el registro, el soporte físico, la presentación... nunca aceptéis la reedición de una manera gratuita, y eso lo digo sin haber escuchado la versión remasterizada de 2013 (la anterior en cd no es nada recomendable), por lo que no tengo la potestad para anteponer un formato a otro por su sonido más allá del placer de sacar de la funda el vinilo para dejar que la analogía haga el resto y de la portada (que manía con cambiar las portadas en las reediciones). Coltrane, ahí es nada, imprescindible en cada una de sus épocas sonoras, genialidad y trabajo extremo elevado al infinito.
Esta grabación fue realizada en San Francisco justo un mes antes de la contenida en el vinilo.
Si, de acuerdo en ese sentimiento de emoción y grandeza que se siente cada vez que se menciona (o escribe) el sagrado nombre de Crane. Su escucha, y no importa demasiado el disco que se trate, eleva al oyente a una situación cercana al arrobamiento. Hay ciertos límites que conviene traspasar, para sentirse vivo, y los que propone Trane siempre han sido enriquecedores.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Poco puedo decir más que lo escito. no siendo fan del mundo del jazz he de reconocer el venerable respeto a ese grande que es Coltgrane
ResponderEliminarEn mi cado fue como cuando uno se cae de la moto y se raspa la piel con el asfalto pero con el alma si es que alguna vez la tuve, eran muy malos tiempos para mi, tanto que acabé por mudarme (me echan de todas partes), me estaba desintegrando, estaba mal medicado, el estress del trabajo era insoportable y los vecinos querían colgarme de un árbol, no tenía paz, la más mínima, y ahí estaba Coltrane, el último, para ser exactos, el del 66 o 67 con sus conciertos. Recuerdo escuchar el de la sala Olatunji en bucle y sin contención en el volumen durante horas.
ResponderEliminarNo conozco estas grabaciones, pero seguro que son catárquicas, como todo lo que hizo en los sesenta.
Y no estoy de acuerdo, para mi lo importante es el final, no el camino, pero allá cada uno, respeto y comprendo que para alguien lo importante sea el camino.
Saludos Chals.
Joder no puedo dejar que acabe el año sin empezar a conocer el arte de este señor, me siento en la obligación moral jajaja
ResponderEliminarAbrazo.
"A Love Supreme" es esencial, pero "Ascension" es quizá su cumbre.
ResponderEliminarUn abrazo, Chals.
se me ha ido el comentario al limbo, te decía que me lo descargué ayer y lo estuve oyendo un poquito antes de dormir y te decía que tienes una joya. Precisamente lo reeditan hoy día dos pero si me lo pillo tendrá que ser cerca de octubre porque tengo encargados un par de discos, entre ellos el nuevo de Len cuyo adelanto suena estupendamente. Abrazo!
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