Mi debilidad por este artista y sobre todo por su última etapa es tan grande que casi no puedo ni describirlo con exactitud, y me arriesgaré aunque difumine mi discurso por las ramas de este exilio que tanto quiero. Lo cierto es que la serie de discos American Recordings han jugado en mi vida un papel decisivo para que mis querencias musicales se escoren un tanto bastante hacia la gramática sureña del country y folk entre tanto rock alternativo como se vivió en los 90, terreno al que sólo había podido acceder a través de Neil Young y Dylan tal y como los entendí en su momento como transgresores de aquellos mismos estilos tan tradicionales.
Cash me quitó la tontería, me enseñó otra manera de entender la música que parecía perdida y en la que importa mucho la presencia y la persona que tienes delante, de como un estilo de vida es el que tiene que reflejarse en la música dándole autenticidad y no al revés, sin impostura que valga, porque las cosas como son, la simple presencia de Johnny Cash ya se basta, una fuerza de la naturaleza que incluso en su ocaso destiló tanta grandeza como en cada uno de sus renaceres a lo largo de su carrera, desde Sun y pasando por la prisión de Folsom, siempre marginado por la Country Music, aunque que más darán las sectas musicales. Y es que Cash estaba hecho de otra pasta, venía de una época que hace tiempo dejó de existir, sabía que era romperse la espalda en los campos de algodón junto a su familia mientras cantaban espirituales y viejas canciones, caminar descalzo por los caminos de tierra, perder su casa con las inundaciones, sabía que era pasar hambre y frío, también vivió las bonanzas de una vida en pleno contacto con la naturaleza, marchar por caminos bordeando ríos, a la luz clara de las estrellas. Ël demostró como nadie que el traje no hace al monje y también que la interpretación es esencial para elevar a las cotas más altas los versos cantados. Más que "interpretar", se trata de "ser" la canción, y en eso Johnny Cash fue un maestro hasta el último aliento de vida.
Las guitarras acústicas suenan perfectas y claras, sin efectos, ni reverbs, acompañamiento mínimo al que se une algún teclado y secciones rítmicas más bien tímidas, una austeridad que creó escuela entre los suficientes veteranos que entendieron el papel que Cash dió a la vejez como una razón de peso a implementar a su discurso, y no sólo para refrendar la sabiduría y experiencia adquirida con los años, además para dar mayor potencia y dramatismo a las propias contradicciones humanas vividas en primera persona llegado el ocaso de la vida. Ejemplos posteriores tenemos por ejemplo el de los otros outlaws, Kristofferson y Willie Nelson, aunque en la misma línea hoy en día ya son muchas las referencias musicales que han jugado esta baza con resultados más que satisfactorios.
Está claro que cada cuál tiene su favorito de las American Recordings, para mí, incluso con sus pequeñas diferencias, son un todo, al que además habría que añadir todos los descartes habidos y por haber de las box-sets posteriores, por ejemplo ese Redemption Song junto a Joe Strummer me parece uno de los mejores momentos de la música popular de nuestra era y sin más que hablar, una conjunción de proporciones astronómicas, el primer disco es el que se llevó el gato al agua a todos los niveles y no es para menos, es las más austera y sincera entendiéndo sincero como pillado al vuelo, una colección de canciones imbatible, Unchained no se queda atrás, también el número cuatro de la serie traía Hurt, la que para mí es su mejor canción de esta serie, aunque mi disco favorito es American III: Solitary Man, la tercera entrega fue mi epifanía, la elección de cada canción me tocó, conecté desde el minuto cero y además se traía en un mismo disco a Tom Petty, los Heartbreaker Mike Campbell y Benmont Tench, a Will Oldham, a Merle Haggard, a June y a tantos otros, todos bajo el ala del combo Cash/Rubin, aportando sus canciones y arreglos, también su gran respeto que puede casi hasta olerse.
El aliciente que me cautivó fue la transformación de canciones modernas hacia este country-folk, el proceso inverso al que suelen someterse las versiones, le cuentas a alguien a principios de los 90 que Cash haría una versión de U2 y te toman por loco, lo que hace Cash con One es simplementte emocionante y magistral. También da mayor sentido y profundidad a I See the Darkness, y de paso me descubrió a Bonnie "Prince" Billy, ese punto oscuro e irredento de Oldham le va a Cash como ring-of-fire al dedo. Y una canción tan molona como I Won't Back Down de Tom Petty desprovista de toda la brillantina de Lynne, aquí se erige como un alegato de reafirmación que tiene toda la fuerza de haber superado la grave enfermedad que padeció antes de la grabación, igual pasa con The Mercy Seat, donde sustituye la gran tensión sonora que crea Nick Cave en la original en un auténtico drama vital que en su boca simplemente pone los pelos de punta más aún si cabe. Es que hasta el Solitary Man de Neil Diamond es otra canción diferente, y no diré que mejor por que la grandeza de Diamond está más que contrastada, pero esta versión que nos planta Cash encuentra el centro emocional despojándola de todo artificio posible.
El valor añadido es que estas canciones me llevaron hacia tonadas del cancionero popular americano que nunca pensé que adoraría, como That Lucky Old Sun, canción con la que Cash ganó un concurso de talentos en su juventud, como los clásicos del country Wayfaring Stranger y Mary Of The Wild More que ya revoloteban en la cabeza de Cash desde el primer día de grabación del proyecto con Rubin, también la más que añeja Nobody me gusta a rabiar, la más antigua del disco. Recupera alguna joya perdida, y hace acto de presencia su admiración por David Allan Coe, un cantautor más bien poco reconocido del que se trae la fenomenal Would You Lay with Me (In a Field of Stone), un buen hilo del que tirar. Para la ocasión Cash compuso Before My Time inspirada por las tantas canciones tradicionales que estaban pasando por sus manos, aunque ojo con las composiciones de su puño y letra recuperadas de discos nada conocidos, suficiente para un toque de atención a sus obras menos elebradas porque no desentonan ni una pizca con las tradicionales, el germen de este disco que fue I'm Leavin' Now fue grabada justo antes de que Haggard se marchase de gira con el autobus aparcado en la puerta de la finca de Cash, también los recuerdos de su infancia en Arkansas en la simpática Country Trash, canción que hizo a partir de una vieja oración de su niñez, y la preciosa Fields Of Diamonds compuesta junto a Jack Routh, otro outlaw desconocido, todas suenan a clásicos, son ya clásicos, adoro todas y cada una de estas canciones.
Contaba Cash en su autobiografía que su vida acababa igual que empezó, cantando canciones en sintonía con las que su madre le cantaba cuando era pequeño, era como cerrar el círculo, y algo increible eregirse de nuevo como un icono de la música popular ante miles de jóvenes, entre casuales festivaleros, indies, más rockeros y entendidos, eso no le pasaba desde hacía décadas, él solo y su guitarra como en el Freewheelin' que tanto adoraba y al estilo que nunca le dejaron. Rick Rubin fue muy perspicaz a la hora de sugerir según que canciones, también había química entre ellos y además dió a Johnny Cash la oportunidad de redondear su carrera y hacer que todos guardemos un muy buen recuerdo, sólo por eso Rubin merece todo el respeto, es la suerte que tuvo en su elección, y suerte la que tuvimos todos por poder presenciar y convivir en el mismo espacio y tiempo con una de las figuras míticas y esenciales de la música popular en uno de sus mejores momentos, con Cash el mundo del rock entendió que podía llegar a la tercera edad con la cara bien alta.
Está claro que cada cuál tiene su favorito de las American Recordings, para mí, incluso con sus pequeñas diferencias, son un todo, al que además habría que añadir todos los descartes habidos y por haber de las box-sets posteriores, por ejemplo ese Redemption Song junto a Joe Strummer me parece uno de los mejores momentos de la música popular de nuestra era y sin más que hablar, una conjunción de proporciones astronómicas, el primer disco es el que se llevó el gato al agua a todos los niveles y no es para menos, es las más austera y sincera entendiéndo sincero como pillado al vuelo, una colección de canciones imbatible, Unchained no se queda atrás, también el número cuatro de la serie traía Hurt, la que para mí es su mejor canción de esta serie, aunque mi disco favorito es American III: Solitary Man, la tercera entrega fue mi epifanía, la elección de cada canción me tocó, conecté desde el minuto cero y además se traía en un mismo disco a Tom Petty, los Heartbreaker Mike Campbell y Benmont Tench, a Will Oldham, a Merle Haggard, a June y a tantos otros, todos bajo el ala del combo Cash/Rubin, aportando sus canciones y arreglos, también su gran respeto que puede casi hasta olerse.
El aliciente que me cautivó fue la transformación de canciones modernas hacia este country-folk, el proceso inverso al que suelen someterse las versiones, le cuentas a alguien a principios de los 90 que Cash haría una versión de U2 y te toman por loco, lo que hace Cash con One es simplementte emocionante y magistral. También da mayor sentido y profundidad a I See the Darkness, y de paso me descubrió a Bonnie "Prince" Billy, ese punto oscuro e irredento de Oldham le va a Cash como ring-of-fire al dedo. Y una canción tan molona como I Won't Back Down de Tom Petty desprovista de toda la brillantina de Lynne, aquí se erige como un alegato de reafirmación que tiene toda la fuerza de haber superado la grave enfermedad que padeció antes de la grabación, igual pasa con The Mercy Seat, donde sustituye la gran tensión sonora que crea Nick Cave en la original en un auténtico drama vital que en su boca simplemente pone los pelos de punta más aún si cabe. Es que hasta el Solitary Man de Neil Diamond es otra canción diferente, y no diré que mejor por que la grandeza de Diamond está más que contrastada, pero esta versión que nos planta Cash encuentra el centro emocional despojándola de todo artificio posible.
El valor añadido es que estas canciones me llevaron hacia tonadas del cancionero popular americano que nunca pensé que adoraría, como That Lucky Old Sun, canción con la que Cash ganó un concurso de talentos en su juventud, como los clásicos del country Wayfaring Stranger y Mary Of The Wild More que ya revoloteban en la cabeza de Cash desde el primer día de grabación del proyecto con Rubin, también la más que añeja Nobody me gusta a rabiar, la más antigua del disco. Recupera alguna joya perdida, y hace acto de presencia su admiración por David Allan Coe, un cantautor más bien poco reconocido del que se trae la fenomenal Would You Lay with Me (In a Field of Stone), un buen hilo del que tirar. Para la ocasión Cash compuso Before My Time inspirada por las tantas canciones tradicionales que estaban pasando por sus manos, aunque ojo con las composiciones de su puño y letra recuperadas de discos nada conocidos, suficiente para un toque de atención a sus obras menos elebradas porque no desentonan ni una pizca con las tradicionales, el germen de este disco que fue I'm Leavin' Now fue grabada justo antes de que Haggard se marchase de gira con el autobus aparcado en la puerta de la finca de Cash, también los recuerdos de su infancia en Arkansas en la simpática Country Trash, canción que hizo a partir de una vieja oración de su niñez, y la preciosa Fields Of Diamonds compuesta junto a Jack Routh, otro outlaw desconocido, todas suenan a clásicos, son ya clásicos, adoro todas y cada una de estas canciones.
Contaba Cash en su autobiografía que su vida acababa igual que empezó, cantando canciones en sintonía con las que su madre le cantaba cuando era pequeño, era como cerrar el círculo, y algo increible eregirse de nuevo como un icono de la música popular ante miles de jóvenes, entre casuales festivaleros, indies, más rockeros y entendidos, eso no le pasaba desde hacía décadas, él solo y su guitarra como en el Freewheelin' que tanto adoraba y al estilo que nunca le dejaron. Rick Rubin fue muy perspicaz a la hora de sugerir según que canciones, también había química entre ellos y además dió a Johnny Cash la oportunidad de redondear su carrera y hacer que todos guardemos un muy buen recuerdo, sólo por eso Rubin merece todo el respeto, es la suerte que tuvo en su elección, y suerte la que tuvimos todos por poder presenciar y convivir en el mismo espacio y tiempo con una de las figuras míticas y esenciales de la música popular en uno de sus mejores momentos, con Cash el mundo del rock entendió que podía llegar a la tercera edad con la cara bien alta.
Escrito para Exile SH Magazine
Que Cash es un gran artista, lo sabemos todo. Que su serie 'American', también. Pero si no llega a ser por Rick Rubin... Habría muerto musicalmente a finales de los setenta...
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