The Velvet Underground - The Velvet Underground (1969)

Lou Reed, Sterling Morrison, Moe Tucker, Doug Yale

A poco más de cuarenta y cinco años de la edición del disco The Velvet Underground, para mí este disco siempre será "El del sofá". Buen disco para resacas, para momentos de necesaria alienación del presente, o si se prefiere de necesidad de desintoxicación musical, incluso como buena vara para medir la buena música independiente en su vertiente más melodiosa y agradable. Esta obra es considerada la extensión lógica de la cara más amable que la Velvet mostró con Nico tres años antes, también hay quien dice que es el primer disco en solitario de Lou Reed, y más después de que John Cale, la otra mitad del invento, abandonara el barco o fuera Reed quien le largara, algo que nunca me quedó claro, aunque los cronistas hablan de la certeza de la segunda opción.

Si con el Plátano abrieron la caja de Pandora, con White Light/White Heat asustaron definitivamente a los que se quedaron únicamente con el "Sunday Morning", además todo sea dicho, a la Velvet Underground se la ha reivindicado más que escuchado si hablamos de su querencia más vanguardista, que si os digo la verdad nunca me engatusó tanto como este disco o Loaded (el plátano está en el altar, que no quepa duda), que si me poneis a tiro la canción titular, el "Here She Comes Now" y hasta "Lady Godiva's Operation" incluso podría abdicar, pero siempre nos quedará... el del sofá.

Doug Yale entró en juego como una buena pieza de pivote, que su mérito tiene a parte del truño final que nadie debería tener en cuenta, un buen instrumentista o quizás más bien un oportunista que vió la luz y se agarró a un clavo ardiendo. El caso es que dejó momentos realmente memorables, este inicial "Candy Says" que bien podría ser la segunda parte de "Sunday Morning", una canción de las que te mecen con la dulce manera de odiar que tiene Candy, una languiddez mostrada de entrada que será la tónica central, que no principal, de esta Velvet que aunque de sonido más amable, no deja de ser tan memorable como la más vanguardista, canciones como "What's goes on" es de auténtico gozo velvetiano, estribillo coreable y órgano litúrgico que acolcha una guitarra que no tiene que salirse del guión para  lograr esas disonancias propias del mito del nombre que lo firma y todo sin dejar de ser adictiva. "Begining to see the light" rítmico mantra-sónico de pop independiente aún no superado, harmonías pseudo-sixties y un Lou Reed deshinidibo totalmente del tira y afloja con su ex-compañero inmortalizado en una toma insuperable que empuja a la escucha reiterada. También me vuelven loco en gran medida los versos casi recitados de "Some kinda love", aquí ya está el Lou Reed que se desarrollaría una década después entre la mansedumbre y la explosión reprimida, tonada que bebe del mojo sureño del blues y new orleans, relectura r'n'b en tono urbano y muy personal, esta canción me continúa fascinando como el primer día que la escuché y que a mi entender arrastra mucho más que la simple levedad que parece destilar, putoámica.

Pero la madre del cordero, la canción que mayormente considero una de la vida es "Pale Blue Eyes" que merece todos los honores, el único e incomparable canto que aunque con desapego contiene mayor expresividad que la más dramática de las interpretaciones, pandereta-power marcando el pulso de este folk urbano que se desliza suave y agradable, con afecto y cierto grado de nocturnidad, uno de los mejores momentos en la carrera de Lou Reed y de nuevo este fraseo tan imperfecto como misterioso, guitarra que dibuja las estrellas de forma seminal de la "Coney Island Baby" que vendría después. Con "Jesus" este nuevo Lou Reed da el gran paso definitivo no se sabe si adelante o hacia dónde exactamente, pues de las canciones de cuero, sado-maso y drogas pasó hacia el extremo opuesto con esta plegaria pequeña y delicada encomendándose a Jesús, a mi que no me duerman con el "Jesusito de mi vida", a mi que me duerman con la Velvet. Esta Velvet Underground menos tormentosa y más amable tiene el espíritu del disco en la canción "I'm set free", distensión total después de la salida de Cale, momento en que Reed es consciente de que ahora ya sí, es el dueño de su carrera discográfica, y ya con nadie que le haga sombra en ningún aspecto, se respira el optimismo cada verso. "That 's the story of my life" con sólo tres versos repetidos a modo de mantra pop, una de sus gominolas escondidas de su discografía.

Pero cuidado porque hay una canción que metida en el plátano o el white light se hubiera quedado atrás, "The murder mistery" es de cagarse, historia y catarsis sonora, que seamos sinceros, es subceptible de considerarse infumable a excepción del concepto arty y la performance lírica de textos cruzados, y siempre con reverencia incluida. Y si las pasadas experimentaciones ruidistas de Cale marcaron a grupos como Sonic Youth, este disco extiende sus influjos hasta el más contemporáneo Dream-pop, pongamos por caso Mazzy Star, y con canciones como "After hours" muchos grupos de pop-indie, pongamos Belle And Sebastian, encontrarían la piedra roseta con la que desarrollar sus mejores discos, las cosas como son. Que lástima la maternidad de Moe para Loaded, que teniendo en cuenta outtakes como "I'm sticking with you", esta vena entre folkie y kitsch hubiera dado a la Velvet otro registro en el que profundizar. 

El del sofá, el Lou Reed del rock'n'roll de la radio, la bossa-nova de NYC, la chanson de la gran manzana, los mantras eléctricos de Coney Island, el pop de los bajos fondos, el canto modal loureediano. Disco primordial.

Comentarios

  1. Uno, igual que muchos imagino, tiende a comparar los distintos discos de una banda o un artista y a elegir sus preferencias en base a una serie de criterios (musicales, emocionales, hasta filosóficos...). Con un artista como Lou y una banda como Velvet soy desde hace tiempo más partidario de verles como pintores y fijarme, más que en una obra concreta, en su trabajo global. Este Velvet del "sofá" es el negro más blanco y el lado en que se ve más cómodamente su gran pintura final.
    Saludos,
    JdG

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    1. Gran aporte querido Javier, me ha gustado mucho esa metáfora pictórica, cierta totalmente, y en cierta manera y aún con muchos discos por hacer, aquí se muestra todos los registros pasados y futuros, aunque como tú sería incapaz de desechar cualquier momento en la vida y obra de este señor, santo patrón, de esto que llamamos rock.
      Saludos

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  2. Como dice Javier, un grupo y una obra que hay que ver en su totalidad. Por todo lo que influirá, por su variedad y riesgo y por introducir la vanguardia en el rock and roll, hablamos de una discografía imprescindible. En cuanto a lo que comentas que a la Velvet "se la ha reivindicado más que escuchado si hablamos de su querencia más vanguardista", mi caso es al contrario, pues es su segundo elepé el que más he escuchado de la banda, y me parece tan imprescindible como el resto. El homónimo que comentas, por supuesto, extraordinario.

    Un abrazo, Chals.

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    1. Por supuesto , la obra de la Velvet y Lou Reed es imprescindible, respecto a "se la ha reivindicado más que escuchado si hablamos de su querencia más vanguardista" es una percepción muy personal en cuanto a que entre sus canciones más reivindicadas casi nunca suelen citarse títulos del White Light/White Heat, a excepción claro está del tema titular. En mi caso, es un disco que he escuchado mucho, incluso lo he tenido por encima de los dos posteriores, pero con el tiempo la sencillez de su repertorio posterior ha superado en escuchas a su lado sonoro más avanzado. Me alegra que sea tu disco, es más, no esperaba menos de tu admirable erudición rockera. Saludos

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  3. Me da la sensación que la Velvet estan destinados para estados del alma particulares del recibidor, como The Doors u Oscar Wilde, no siempre su música alcanza su verdadera dimensión al tomar contacto con el oyente, esto es algo que siento yo, aunque tal vez en menor medida en el disco del sofa.
    Cuando todo funciona el grupo y este disco también convierten la acción de escuchar música en una experiencia.
    Gran reseña Chals, de un grupo con muchos matices, a veces creo que demasiados para mi.
    Un abrazo amigo.

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    1. Diciendo lo que me dices sobre la Velvet. casi me atrevería a afirmar que este disco podría ser tu disco de la Velvet, los matices en este disco se reducen considerablemente, en el fondo es un disco de rock de los 60 cantado por Reed. Saludos Addi

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  4. Esa foto de la portada siempre me ha inquietado, ¿no observas ciertas mirada de antipatía en el resto del grupo hacia Reed? Especialmente en la enigmática Maureen, ¿y la indiferencia de Morrison? En otra escena interior el grupo aparece nuevamente forzado aunque con un aspecto más simpático. Era un grupo que se rompía pero en esos cortes todavía había pistas para contribuir a la leyenda. Fuera Cale, un Lou Reed sin límites, y aparece una balada de una belleza infinita, "Pale Blue Eyes", canción de cabecera para el que te escribe. Saludos

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    1. Si que es verdad que si te fijas esas caras parecen querer decir cada una la suya. Para mi un disco de libración para Lou Reed, sin querer desmerecer el legado fundamental de Cale. Saludos bluesman

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  5. El del sofá es una maravilla. Recuerdo que me lo agencié a partir de sendas versiones de los 80 de Feelies y REM del "Rock and roll" y la que dices madre del cordero "Pale blue eyes", antes se descubrían discos o grupos así. Velvet siempre. Abraçada.

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    1. Somos hijos de la Velvet, del plátano o del sofá, grandes discos que marcan. Saludos my mestre-friend

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