Joan Baez - Joan Baez (1960)

En 1960 debutaba Joan Baez con uno de los discos mƔs importantes del revival folk, la escena de Cambridge empezaba a estar de boca en boca.


Desde el dĆ­a que decidimos en el Exile dedicar una semana a la mujer le dĆ­ muchas vueltas al asunto, busquĆ© una artista que me definiera y que a su vez fuera necesaria su reivindicación, y mĆ”s porque en el mundo de la mĆŗsica, como en muchos otros campos, la mujer siempre ha contado con el enorme handicap que es serlo. La cantidad de discos de calidad suprema es inmensa, pero finalmente decidĆ­ dejarme llevar por mi propia experiencia y aprovechar para rendir homenaje a una de las mujeres mĆ”s importantes de mi vida, cosa que puede sonar a cursilada a mĆ”s de uno (que puede coger el pasadizo hacia el exterior despuĆ©s de la foto de Joan en la playa o en su defecto cambiar de canal). 

Hay que ver como juega el tiempo y lo importantes que son los recuerdos para hacernos como somos. Recuerdo a María, mi abuela, como si fuera ayer. Luz blanca, ternura y comprensión, recuerdo su olor, el crugir de la mecedora, el sabor de sus galletas, su mirada bondadosa, recuerdo pasar tardes en el salón de papel pintado y muebles rococó presidido por un gran cuadro del General ZumalacÔrregui (mundo de hombres) encargado a un pintor por mi abuelo que era de armas tomar e iba a los eventos familiares con su boina roja, no tenía que hablar para decirme las cosas, sólo su presencia me calmaba y me acunaba. Pasé poco tiempo con ella, pero me marcó como nadie, algo que siempre le agradeceré esté donde esté. Para mí nunca se marchó del todo, sólo recuerdo que un día que no fui al colegio dejé de verla para siempre.

Ahora su recuerdo es uno de esos pequeños rincones que quedan guardados en algún sitio profundo, una reserva protegida de la niñez que queda intacta y pura, cosa difícil a estas alturas. A ese lugar sagrado acudo, no en vano, a recobrar la confianza cuando el mundo parece tornarse en mi contra, en horas bajas cierro los ojos y me siento en la mecedora del salón de su casa, ella aparece como mi Ôngel de la guarda y me coge en su regazo. Tan sólo fueron unos años de mi vida, pocos, pero la echo de menos muchísimo. Fue una trabajadora como la que mÔs como todas las de su generación que aunque no fueron asalariadas, ni pasaban el día fuera de casa de sol a sol, aguantaron carretas y carretones, ademÔs pasaron una guerra y tuvieron que pelear para que sus hijos, nuestros padres, no pasaran hambre, y lidiar para mÔs inri con una tradición de un mundo de hombres que las relegaba a un segundo plano donde su opinión poco valía. Nunca estÔ de mÔs recordarlas, nuestras abuelas han sido primordiales, y era preciso que aprovechara la mínima oportunidad para plasmar mi devoción hacia ella en esta semana dedicada a la mujer.

El día que escuché a Joan Baez por primera vez apareció mi abuela María en su voz clara, su tono de soprano y su trémolo, una voz melodiosa pero firme, me emocioné, y con su música enlacé al instante con ese pequeño rincón de la infancia. Sus primeros discos tienen toda esa carga emocional que arrastra la experiencia popular, historias antiguas que hablan de amores, dramas y alegrías, canciones que son realmente un canto al amor y a la esperanza, a sentirnos mÔs humanos y a no dejarse llevar por la ignominia de los hombres. Una voz prístina que parecía cantar desde el sufrimiento que tan bien conocen las abuelas ahí en su segundo plano, porque ya han vivido mucho, han visto de todo, lo han padecido en sus carnes y saben que es lo verdaderamente importante en esta vida, o sea, la propia vida.


SĆ© que muchos recordarĆ”n a Joan Baez como un apĆ©ndice de Dylan o en su defecto se puede recordar como la activista que vivĆ­a (y aĆŗn vive) detrĆ”s  de una pancarta cantando el "no nos moverĆ”n", hasta cierto punto es asĆ­ y resulta ecomiable,  pero no deja de ser una visión reduccionista a mĆ”s no poder, porque Joan Baez es ademĆ”s de una activista una gran intĆ©rprete, con una discografĆ­a admirable a sus espaldas, y que hasta en su Ć©poca de proyección a las masas tuvo el tacto de hacerlo en sus propios tĆ©rminos, mención a parte merecerĆ­a su etapa posterior a Vanguard en A&M donde Diamonds & Rust serĆ­a el mejor ejemplo.

Quería centrarme en su debut, un disco fascinante en el fondo y en las formas. Joan Baez podía recuperar mil y una canciones tradicionales, cantar un fado, espirituales negros, gospel a voz y guitarra, country, canción popular sudamericana, tonadas inglesas de los Apalaches y nanas, podría haber adaptado muchas de aquellas y cambiar el título, o podría haberse disfrazado de Guthrie, tampoco importa, porque aunque no escribía la mayor parte de las canciones que cantaba lo verdaderamente único era su manera de traerlas a la vida, su estilo depurado y la esperanza que transmitía, como si nunca antes las hubiera cantado nadie, como hizo Odetta Holmes unos años antes, y que merecería capítulo a parte, pero con un estilo propio que conjugaba el fuerte sentimiento de supervivencia de los campos de algodón en boca de Ma Rayney y Bessie Smith, con la tradición musical colonialista mÔs profunda vía la Carter Family.

Dylan fue listo y supo donde mirar siguiendo el rastro de la Casa del Sol Naciente, que este mundo de hombres quiso verlo influenciado por Dave Van Ronk principalmente, el capo del Village, pero que pasó por Odetta primero y Joan Baez después. La intensidad de Baez llegó hasta los Zepps, Jimmy Page quedó prendado de la versión que hizo Baez en su In Concert de Babe I'm Gonna Leave You, la canción de Anne Bredon que en sus manos adquiere grados de intesidad realmente elevados, como era habitual en Page, la acreditó como Trad.Arr.J.Page, pero como le pasaría con Dixon, posteriormente tendría que rectificar.

Muchos no saben que este disco de 1960 realmente no es su primera grabación, ni que Joan Baez no apareció de la nada. Su epifanía personal llegó en un concierto de Pete Seeger, entonces no muy popular debido a la persecución sufrida por parte de la oficialidad, se dedicaba a dar calses musicales por escuelas e institutos, con algunos conciertos en el circuito de campus. A partir de entonces esta joven chanteur empezó su aventura folkie a una muy temprana edad, hasta que finalmente se convirtió en la reina folk del Club 47, donde domingo tras domingo asombraba a los asistentes con sus canciones antiguas, y novedosas al mismo tiempo. El entusiasmo del momento lanzó a Joan Baez junto a Bill Wood y Ted Alevizos, desconocidos jóvenes valores, a grabar Folksingers 'Round Harvard Square, que hoy por hoy sirve como muestra de la inicial y efervescente escena folk de Cambridge. En esta compilación aparece sola en siete de las dieciocho canciones que fueron recuperadas posteriormente en recopilatorios y reediciones, su poderío ya se presentaba sobre sus compañeros. Nacía la escena folk de Cambridge que poco después se extendería por todo el país, y que por cierto relazanría la carrera de Pete Seeger después de una década de persecuación política.

Fue en la primera edición del Newport Folk Festival donde Joan Baez se dió a conocer a un nivel mÔs amplio, su aparición no estaba anunciada en el cartel, y como invitada de Bob Gibson, uno de sus heroes, se convirtió en la sensación, ademÔs como mujer no entraba dentro de los cÔnones y estereotipos habituales de una cantante con un repertorio de tal raigambre, pongamos a la mujeres de la Carter Family en su primera formación (también esencial) como ejemplo de otra época pasada. Al año siguiente vió la luz su primer disco para la mítica Vanguard Records, un hito de su tiempo necesario para entender todo el revival folk.

En cuanto a tradición musical americana se refiere, se tendría que cruzar el charco y encontrarse de cara con las Islas BritÔnicas, de allí viene parte de la pasta base de la música que mÔs nos gusta. Así pués el clÔsico country de los años 30 Silver Dagger que Gibson le enseñó de primera mano sería un buen comienzo con supuesto origen en el s.XIX, en esta canción ya estÔn los dos primeros discos de Dylan, mÔs antigua es Fare Thee Well, balada trÔgica de amor con sus orígenes en el s.XVIII. El espiritual All My Trials es una de las nanas mÔs bonitas que he escuchado nunca en mi vida, Joan Baez diciendo eso de "Todos mis problemas pronto acabaran...", estoy bajo el cuadro de ZumalacÔrregui comiendo galletas en el regazo de mi abuela, en esta canción da de lleno con la esencia católica de la cultura occidental con sus ruegos al señor, reconvertida a canción protesta, como muchas otras, y volviéndose en contra de, precisamente, el mismo pensar conservador europeo del que procedía, aspecto que veo como uno de los mayores logros del revival folk de los 50 y 60, pues la canción popular volvía de sus orígenes y al servicio del presente y de sus gentes, una joya. Otro de las míticas canciones incluidas en este disco es The House Of The Rising Sun, antes que Dylan, antes que The Animals y antes que Nina Simone, cuando Joan Baez la grabó los expertos y coleccionistas gafapastiles de la época aun discutían sobre si su procedencia era negra o blanca, una canción que simplemente había pasado de boca en boca, cuya primera grabación es pre-Lomax y que representa muy bien el folk en su idea mÔs bÔsica con su mezcolanza afro-british, consideraciones todas que carecen de importancia cuando la carga interpretativa de su voz llena el silencio después del archiconocido puntéo de la intro, aquí en su versión mÔs simple y directa.

En una disco de estas caracterĆ­sticas no podĆ­a pasar desapercibida la Carter Family, presente en Wildwood Flower, el standard popularizado por la famosa familia que ademĆ”s dió tĆ­tulo al fantĆ”stico y reivindicable disco que June Carter grabó en su canto del cisne. Donna Donna es otra de las grandes joyas del disco, canción de origen judĆ­o, y que aunque Joan Baez hace suya de primeras, es una de las canciones mĆ”s universales de la mĆŗsica, traducida a mĆ”s idiomas de los imaginados y que se hizo muy popular a partir de la versión de este disco, posteriormente Donovan harĆ­a otra versión acĆŗstica muy buena. La balada tradicional inglesa John Riley pasa por el filtro del folk inglĆ©s la Odisea de Homero, The Byrds cayeron rendidos ante esta versión antes de inspirarles la suya para el Fifth Dimension. Otras canciones como Mary Hamilton y Henry Martin, son recuperadas de las Child Ballads, colección de 305 balladas procedentes de Inglaterra y Escocia recolectadas a finales del s.XIX por Francis James Child, uno de los cancioneros bĆ”sicos para entender el folk americano. Y cerrando el tracklist El Preso NĆŗmero 9 del cantautor mexicano Roberto Cantoral que mostraba su apertura de miras hacia la canción popular global traspasando cualquier tipo de nacionalismo rancio americano y localista, tal y como ya hacĆ­a Seeger con algunas de las canciones de su repertorio.

Joan Baez en el Club 47 (1958)

Estas canciones dieron a los jóvenes de su tiempo el marco de acción para el incorformismo con la canción popular como instrumento, canciones que en esencia hablaban de esperanza y unieron sin distinciones de género y raza a la primera generación del Baby Boom con la canción protesta con fundamento de Seeger y Guthrie, y con el fuerte sentimiento de lucha y dignidad que cinco años antes llevó a la sr.Rosa Parks a negarse a levantarse del asiento de un autobús. Incluso mÔs allÔ del mensaje, es remarcable su labor de espeleología popular por la cantidad de canciones que recuperó del olvido para los años posteriores (Dylan, The Animals, The Byrds, Led Zeppelin, Donovan...).

Sigue en activo y continúa maneteniendo una voz exquisita, en breve inicia su gira en latinoamérica rememorando su mítico disco Gracias Por La Vida (1974), colección de canciones que en su día supuso un mensaje de esperanza al pueblo chileno sometido bajo la dictadura de Pinochet, al mismo tiempo que una fuerte crítica a la política exterior de su país. Joan Baez aún es capaz de plantarse delante de una cÔrcel guitarra en mano antes de una ejecución, capaz de arriesgarse a perder público del auditorio de turno por denunciar la sin razón del poder, aún va detrÔs de una pancarta si hace falta mÔs por un total acto de amor hacia los demÔs que por instrumentalización política (banal excusa del conformismo), y lo mÔs importante es que aún no ha perdido la esperanza en las personas y en el contacto con los demÔs, de querer envejecer como algún artista preferiría hacerlo como ella, sin perder ni un Ôpice de su actitud y determinación, sin amarguras y radiante como un sol.

No se le suele reconocer abiertamente, pero Joan Baez es una de las grandes y mÔs influyentes intérpretes del s.XX, y este disco es un diez como una catedral, un diez de folk y un diez de interpretación, a mÔs de 50 años de su publicación aún invita a la ensoñación a través de canciones antiguas que en su voz sonaban/suenan nuevas y frescas, esta mujer de tez morena y apellido hispano, con tan sólo 19 años representó como pocos todo el espíritu del folk que se vivió a lo largo de todos los 60 y la actitud auténtica mÔs allÔ de la pose nihilista que tantos discos vendió a posteriori. Sublime.



Publicado en Exile SH Magazine

Comentarios

  1. Si señor, un gran homenaje y recomendación mÔs que interesante para completar la figura de esa gran artista que es Joan Baez. Saludos!!!

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    1. Saludos Mr.Thunderstruck, un disco a tener en cuenta y escuchar con detenimiento. Saludos

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  2. Completísima entrada, tanto por la cantidad de datos que aporta como por haber sacado a la luz, no todos lo hacen, su significado personal, mÔs íntimo, fuera de lo que supuso siempre su lado reivindicativo, también muy importante. Lo del cuadro de ZumalacÔrregui estÔ muy bien ensamblado, contrapunto de tradición con su reclamo de lealtad a una forma de pensar y ver la vida.
    Saludos,
    JdG

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    1. Gracias Javier, el texto me tenía un poco en dudas por eso mismo que dices del General ZumalacÔrregui, no sabía si se habría entendido bien, en ningun momento se pretendía hacer ningún tipo de proclama, mÔs bien describir un tiempo pasado y una manera de pensar perdidos, para unas cosas bien, para otras pues algunas no tanto. (una lÔstima no haber podido ir a ver a los Fakeband y conocerte en persona, otra vez serÔ, fierte abrazo) Saludos y gracias por pasar.

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  3. Un 10 para tƭ, para la Baez (y para tu abuela, que leƱe y ya puestos para la mƭa y para la de todos los que vamos a pasar por aquƭ).UN 10.
    eMe

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    1. Gracias eMe por pasarte, me alegra que te guste. Saludos y hasta otra

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