Tercero disco en solitario de Rod Stewart, aunque en 'Every Picture Tells A Story' participaron todos los miembros de los Faces. Un disco que pasa muy bien la prueba del tiempo. Un canto al hedonismo de principios de los 70.
Rod Stewart es el claro ejemplo de artista que vive de las rentas, y sinceramente creo que a quien menos le importa esta consideración es al propio Rod Stewart, este señor no sólo ha enriquezido el mercado de la silicona, el de las hombreras y el de la laca extra-fuerte para caballeros, su mayor legado siempre serán los discos que dejó entre finales de los 60 y principios de los 70, tanto por su participación en The Jeff Beck Group, como con los Faces y en solitario, yo le perdono, pero sólo lo hago por que esos discos de los que sigue alimentándose su fama son simplemente irrepetibles y hoy por hoy aun muy disfrutables.
La historia de los Faces y Rod Stewart casi podría superponerse, si bien Stewart debutaba en Noviembre del 69, lo haría un año después en Octubre del 70 con los Faces, aunque Ron Wood y Ian McLagan ya le acompañaron en An Old Raincoat Won't Ever Let You Down, y en el siguiente Gasoline Alley sería Ronnie Lane el que se unió al personal en nómina, posiblemente uno de los músicos que más admiro. Sin ir más lejos la totalidad de los Faces participa en este disco. Con Every Picture Tells A Story, Rod Stewart pasó de ser el famoso cantante del grupo de Jeff Beck y de los Faces, a un tipo con millones en el banco y una rubia impresionante pegado a su entrepierna... hasta la actualidad. Y por el camino hemos ido conociendo progresivamente más de las mujeres que han probado su mojo y la cantidad de sucesores que heredarán tamaña fortuna, que de su música.
bonita estampa |
Maggie May es la canción que puso este disco en lo más alto y a su vez hizo de Rod Stewart lo que es ahora. El nombre de la protagonista pertenecía a una famosa prostituta de los muelles de Liverpool, aunque la canción cuenta la historia de su primera experiencia sexual en una tienda de campaña en el festival de Jazz de Beaulieu en 1961. Originalmente fue cara B de Reason to Belive, canción de Tim Hardin, pero después de un par de semanas y ayudada por los locutores de radio, que aún tenían cierto poder de difusión, fue reeditado como cara A y se convirtió en un super éxito que se mantuvo en el número 1 durante cinco semanas a ambos lados del Atlántico, casi nada, y después de tantos años continúa manteniendo su encanto original.
Esta canción y el disco por extensión, tiene cierta leyenda negra detrás, Martin Quittenton fue el co-autor, y excelente instrumentista responsable de que las acústicas sonaran de miedo, también tenía una banda llamada Streamhammer que acompañó Freddie King, el grupo prometía, incluso Stewart invitó a Martin a formar parte de los Faces, pero este desistió, lo que presenció entre bambalinas le impresionó lo suficiente como para declinar la propuesta, años después se alejaría del mundo de la música tras una fuerte crisis nerviosa, aunque colaboró con Rod en más ocasiones anteriores y posteriores a ésta. Poco después del éxito, una de las coristas cuyo nombre era curiosamente Maggie, perdió a su novio Les Harvey, guitarra de los prometedores Stone the Crows, murió electrocutado debido a una mala conexión de un micrófono, la banda no pudo superar la tragedia y desapareció. La carrera de Maggie Bell continúa hasta nuestros días. Además dos músicos que participaron en esta canción también murieron a temprana edad.
Luego tenemos el caso de Ray Jackson, que tenía su banda, Lindisfarne, su vivencia demuestra lo rácano y desconsiderado que era nuestro hombre, fue él quien dió a la canción el toque característico con su riff de mandolina, por su fenomenal trabajo sólo cobró 15 libras, pero además nada más lejos que aparecer como músico en estas sesiones, Rod dispuso en los créditos un ninguneante: "The mandolin was played by the mandolin player in Lindisfarne. The name slips my mind". Incluso hago responsable a Maggie May, la muy..., de la desaparición de los Faces, puesto que su éxito desmesurado llenó su bolsillo, además de con más dinero del que podía gastar, de mucho ego.
El single se salió de madre y consiguió más dividendos de los que se esperaban, pero este disco no es de una sola canción, para mí las ocho canciones van juntas y son inseparables, y aunque sólo hay tres canciones de su puño y letra, la titular junto a Ronnie Wood, el hit co-escrito con el malogrado Quittenton y la estupenda Mandolin Wind, una de mis preferidas, bien es cierto que Rod Stewart tenía la facultad de llevarse a su terreno toda aquella canción que caía en sus manos, desde la mencionada versión de Tim Hardin, pasando por Tomorrow is a long time de Bob Dylan, el That's All Right Mama que popularizó Elvis Presley, y el celebérrimo (I Know) I'm Losing You de los Temptations.
Country ensuciado de rock'n'roll, con los toques precisos de soul con el que, sin plagiar, se convirtió en uno de los blancos que más se acercaron a la interpretación de un negro, con una querencia folk que le hacía cuidar las partes acústicas al detalle y situando a la mandolina en un contexto rock como nunca antes se había hecho, todo fluyendo con gracia y desparpajo. Every Picture Tells a Story es un canto a la juventud y a las ganas de vivir, es pura hormona y despreocupación, pero también apasionarse a cada paso, una de las cimas más altas que escaló el hedonismo en los 70, cuando vivir sin límites y sin restricciones morales aún era posible.
Con este disco entró definitivamente en los anales de la historia del rock, entonces lo tenía todo, la banda, presencia, una voz reconocible, hacía buenas canciones, y las que no eran suyas se las apropiaba con facilidad, una de las estampas que debería estar en el relicario de cualquier Mod que se precie y en la estantería de todo amante del buen rock. Lástima que Rod no se diera cuenta que su éxito no sólo vino por su voz cálida y rasgada, y su presencia molona, el despiporre no le dejó ver que detrás suyo tenía una de las mejores bandas de rock, Ronnie Wood, Ronnie Lane, y Ian McLagan, inigualables, ni pudo intuir que juntos se hubieran comido a los Stones con patatas de mitad de los 70 para arriba (después del Exile por supuesto). Con Smiler, y ya sin sus compañeros, empezó a desaparecer la magia, aun tuvo sus momentos lúcidos pero no como a principios de los 70. Difícil imaginar si Rod está en ésto por amor a la música, a su bolsillo, o a su entrepierna, que más da, se lo perdono todo sólo por haber hecho esos discos atemporales y que continuan sonando igual de bien por mucho que pasen los años.
Y para acabar, y aunque una prostituta como Maggie se llevó todas las flores, siempre me quedaré con la historia de amor de Mandolin Wind, mi preferida del disco, creo que en muy pocas ocasiones Rod ha tocado la genialidad desde tan de cerca, el propio cantante aseguró en sus días que no aspiraba a otra cosa en sus directos que a hacer sonar Mandolin Wind como en el disco. Casi lo consigue en su versión del Unplugged del 93, un desenchufado autocomplaciente que remite a su época dorada, pero que queréis que os diga, suena a las mil maravillas, y además me descubrió que había un Rod Stewart más allá del Da Ya Think I'm Sexy. Every Picture Tells A Story es una de los grandes discos británicos de su tiempo, y aún suena muy muy bien.
Luego tenemos el caso de Ray Jackson, que tenía su banda, Lindisfarne, su vivencia demuestra lo rácano y desconsiderado que era nuestro hombre, fue él quien dió a la canción el toque característico con su riff de mandolina, por su fenomenal trabajo sólo cobró 15 libras, pero además nada más lejos que aparecer como músico en estas sesiones, Rod dispuso en los créditos un ninguneante: "The mandolin was played by the mandolin player in Lindisfarne. The name slips my mind". Incluso hago responsable a Maggie May, la muy..., de la desaparición de los Faces, puesto que su éxito desmesurado llenó su bolsillo, además de con más dinero del que podía gastar, de mucho ego.
El hombre de la mandolina de 15 libras
El single se salió de madre y consiguió más dividendos de los que se esperaban, pero este disco no es de una sola canción, para mí las ocho canciones van juntas y son inseparables, y aunque sólo hay tres canciones de su puño y letra, la titular junto a Ronnie Wood, el hit co-escrito con el malogrado Quittenton y la estupenda Mandolin Wind, una de mis preferidas, bien es cierto que Rod Stewart tenía la facultad de llevarse a su terreno toda aquella canción que caía en sus manos, desde la mencionada versión de Tim Hardin, pasando por Tomorrow is a long time de Bob Dylan, el That's All Right Mama que popularizó Elvis Presley, y el celebérrimo (I Know) I'm Losing You de los Temptations.
Country ensuciado de rock'n'roll, con los toques precisos de soul con el que, sin plagiar, se convirtió en uno de los blancos que más se acercaron a la interpretación de un negro, con una querencia folk que le hacía cuidar las partes acústicas al detalle y situando a la mandolina en un contexto rock como nunca antes se había hecho, todo fluyendo con gracia y desparpajo. Every Picture Tells a Story es un canto a la juventud y a las ganas de vivir, es pura hormona y despreocupación, pero también apasionarse a cada paso, una de las cimas más altas que escaló el hedonismo en los 70, cuando vivir sin límites y sin restricciones morales aún era posible.
Con este disco entró definitivamente en los anales de la historia del rock, entonces lo tenía todo, la banda, presencia, una voz reconocible, hacía buenas canciones, y las que no eran suyas se las apropiaba con facilidad, una de las estampas que debería estar en el relicario de cualquier Mod que se precie y en la estantería de todo amante del buen rock. Lástima que Rod no se diera cuenta que su éxito no sólo vino por su voz cálida y rasgada, y su presencia molona, el despiporre no le dejó ver que detrás suyo tenía una de las mejores bandas de rock, Ronnie Wood, Ronnie Lane, y Ian McLagan, inigualables, ni pudo intuir que juntos se hubieran comido a los Stones con patatas de mitad de los 70 para arriba (después del Exile por supuesto). Con Smiler, y ya sin sus compañeros, empezó a desaparecer la magia, aun tuvo sus momentos lúcidos pero no como a principios de los 70. Difícil imaginar si Rod está en ésto por amor a la música, a su bolsillo, o a su entrepierna, que más da, se lo perdono todo sólo por haber hecho esos discos atemporales y que continuan sonando igual de bien por mucho que pasen los años.
Y para acabar, y aunque una prostituta como Maggie se llevó todas las flores, siempre me quedaré con la historia de amor de Mandolin Wind, mi preferida del disco, creo que en muy pocas ocasiones Rod ha tocado la genialidad desde tan de cerca, el propio cantante aseguró en sus días que no aspiraba a otra cosa en sus directos que a hacer sonar Mandolin Wind como en el disco. Casi lo consigue en su versión del Unplugged del 93, un desenchufado autocomplaciente que remite a su época dorada, pero que queréis que os diga, suena a las mil maravillas, y además me descubrió que había un Rod Stewart más allá del Da Ya Think I'm Sexy. Every Picture Tells A Story es una de los grandes discos británicos de su tiempo, y aún suena muy muy bien.
Sólo cuando la tocó (la canción) de nuevo junto a Ronnie Wood se acercó a la original
Publicado en Exile SH Magazine
Rod Stewart forever. Uno de mis puteros favoritos. Una pena que los Faces ya no existan, menuda bandaza, joder. Mi favorito de este hombre siempre será el Blondies Have More Fun. Impresionante. Un abrazo, querido Chals :)
ResponderEliminarUno de los ultimos discos realmnete grandes de rod pero que justifican su inclusion en el panteón de Dioses
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