Los Penúltimos - Pequeñas victorias (2014)

Somos hijos de la Gran Derrota,
comimos de su pan y crecimos bajo su techo,
criados para una guerra perdida de antemano,
saqueados y deshonrados el dia de la rendición.
En nuestros bolsillos ya solo nos quedan
pequeñas victorias.
Éste alegato aparece en la contraportada de la edición física de Pequeñas victorias, el tercer trabajo autoproducido y autoeditado de Los Penúltimos. Me contaba Ernesto Ulibarri, para más señas y situar al lector, que si existe un dios del Pop ese es Nick Lowe, y si además tiene en Wilko Johnson a uno de sus guitarristas y compositores imprescindibles, pues no hacen falta más presentaciones.

Lo del Pub-Rock es evidente, puede que no buscado premeditadamente como me contaba el propio Ernesto, pero el resultado ahí está, pues de primeras se les puede fácilmente encasillar en la Inglaterra pre-punk por su actitud y sonido, pero a veces se tiene que huir un poco de la clasificación tan compartimentada que exite en el rock y dejar hablar a las propias canciones, en el caso de Los penúltimos además de unas influencias perfectamente absorvidas, veo fundamental las letras para adentrarse en el disco, simples pero efectivas, tienen mucho de supervivencia a la contidianidad, con ironía unas veces, otras con sorna, con los pies en el mismo suelo que pisamos todos y siempre llevando a primera línea la actitud de quien no se quiere dejar tragar por los códigos ordinarios de conducta de una sociedad en pleno derrumbe, eso sí, aunque sin poder escapar de ella, y como debe ser, con el rock por bandera.

También hay aquí además de trazas de rythm and blues blanco y blues-rock de muchos kilates, influencias del reggae, siempre desde un prisma más británico y con mucho del descaro de los (buenos) años ochenta, aquellos años en los que el rock subsistió bajo la capa mainstream de caja de ritmos y sintetizador. Estas pequeñas victorias abren fuego con Al llegar la madrugada, un medio tiempo agridulce con mucho gancho, mirada cabizbaja hacia la tierra prometida que muestra de entrada el desencanto inherente a la working class.

Puede que por la voz y la actitud de sus letras, más de uno tire del hilo directamente hacia los Enemigos, escuchad sino No me ves, también hacia los Deltonos en el country de carretera No tengo prisa, canción que más que un alegato inmovilista me resulta la crónica del hombre a pie de calle. Pero me da por ver detalles que me llevan incluso hacia grupos más clásicos, el Blues del calamar me recuerda en el sonido a John Mayall/Clapton, con un solo de guitarra antológico, y una letra socarrona y graciosa. Frío es puro british invasion y Yardbirds, y También tienen un regusto a los Specials en Un nuevo día, un nuevo amor y en Cuchará, con un bajo y una rítmica de enciclopedia jamaicana. Y hablando de grupos clásicos del rock de este país no puede faltar la referencia a Los Ilegales con la gamberra y guitarrera Furor uterino

Pesa en su música su condición de autoproducción, pero sólo hasta cierto punto, a mi particularmente su halo de 'obra menor de gran grupo' me seduce sobremanera, y más porque transpira autenticidad y mucho arrojo, y con este tercer disco, el primero que escucho de ellos, me queda la sensación de que esta banda está muy rodada, riffs de harmónica bluesera perfectamente encastados en cada canción y con un gran trabajo de guitarras, mucho oficio. Ahora viene la parte en la que os digo que me gustaría verles en directo, y viene también la pregunta ¿hay alguien que ve como yo que estas canciones en directo pueden propiciar una gran velada de buen rock'n'roll?. Muy recomendable. Sí... es extraño como Los Penúltimos con su rock de bar pueden llegar a sonar tan auténticos y diferentes en esta actualidad tan amplia y diversa.



Os enlazo hacia su música: Bandcamp, aunque ya os aviso que Pequeñas victorias suena a rock de carretera, perfecta para la road-movie que tenemos que afrontar cada día, y además en el coche a todo volúmen suena muy bien. 

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