El jazz como estilo musical puede que tenga un halo inalcanzable o de "no va conmigo" cuando mayormente se viene del rock, a no ser que tengas un golpe de suerte con un disco que te atrape o que alguien te indique por donde. Posiblemente te atrae la idea del jazz, la sonoridad, la mitomanía que hay detrás, la admiración ante el virtuosismo del músico, pero siempre queda ese camino entre el jazz más clásico hasta el free, pasando por el Be Bop, el Hard y el modal, por el cual te puedes quedar en la cuneta sobretodo cuando el artista parece que quiera desentenderse de la melodía, hay caminos tortuosos en el jazz, pero de la misma manera hay calles que aunque no muy transitadas aseguran un paseo agradable sin más, en ese punto podría encuadrarse este disco, es más si te hayas en esa tesitura puede que este disco sea para tí, y quizás esta recomendación sea ese golpe de suerte necesario.
En mis inicios en el jazz un buen amigo me dejó unos cuantos volúmenes de los Jazz Masters de Verve, y allí estaba Lionel Hampton junto a Oscar Peterson en uno de los números de la serie, adoro el número 26 de la serie, auténtica congoja sónica. Hampton desprende carisma y buen rollo en todo lo que toca, y el piano de Peterson parece volar. Decidí buscar más discos de Oscar Peterson, pero pasa que es difícil controlar la discografía de los jazzmen con exactitud, no es como en el rock que puedes llegar a conocer al dedillo las épocas de un artista y escuchar toda su obra, eso en el jazz es imposible, sólo al alcance de unos pocos (señor Cifu que en paz descansas).
Con Oscar Peterson es imposible abarcar toda su obra, es inmensa. Pero tiene algunos hitos a tener en cuenta, él tocaba el piano en las famosas sesiones de Louis Armstrong y Ella Fritzgerald, sólo por esto ya merece estar en el olimpo del Jazz, pero también está el disco junto al Presidente, el gran Lester Young, también junto a Ella, otro junto a Ben Webster, su clásico My Favourite Instrument, imprescindible, sus innumerables directos... hay mucho. Pero no hay que agobiarse con la inútil necesidad de licenciarse en discografías completas de manera obsesiva, con el jazz sólo queda relajarse y disfrutar con lo que caiga en tus manos puesto que de donde piques siempre vas a encontrar oro, con esa actitud me dejé embaucar por este disco.
Yo me aprovecho del jazz y lo dejo sonar, parece que cuando falta la parte vocal me libere de tener que entender nada, porque no quiero entender nada, y simplemente dejo que el jazz circule por el aire que me rodea sin más. Este Oscar Peterson Trio + One, junto a Clark Terry consigue que corte por lo sano, que sonría y que mueva el pie ya desde la primera nota del disco con la magnífica versión del tema de Broadway Brotherhood of Man, inmejorable comienzo, algunas originales de Peterson, Roundalay también banda sonora mientras caminas con nocturnidad y alevosía bajo los neones de cualquier avenida de una gran ciudad, tiene el mismo espíritu que round midnight, otras de Terry, genial Mumbles, divertida y al mismo tiempo muy ilustrativa, ese fraseo vocal sin sentido es la esencia del jazz y de la razón de ser de los instrumentos en el jazz, muy bueno. Estupenda Mack the Knife, standard eterno que ya de por sí asegura gran parte del éxito de cualquier versión, esta es de las mejores.
Y esto es como tirar de un hilo infinito, aquí descubrí a Clark Terry, muy ameno, ese sonido deudor de Louis Armstrong, con mucho desparpajo, alegre optimista, como llevar a New Orleans de fiesta por las vias neuronales, Terry tiene mucho Blues y mucho swing, resulta espontáneo sin que afecte para nada a la línea melódica de la canción, como Oscar Peterson en el piano.
Y como que el mundo es un pañuelo, leyendo sobre Terry descubrí que empezó en el jazz junto a Hampton, y entonces me surgen preguntas como ¿que comía esta gente? ¿como eran capaces de provocar semejantes estados de ánimo sin letra que lo concrete? sin artificios, con mucho arte, y encima de la manera más natural, entorno a unos micros se dejaban llevar sin preocuparse ni de producciones ni otras parafernalias. Supongo que si algo debiera aprender el rock del jazz es la espontaneidad desde el proceso de creación, y hasta la grabación final.
Y mientras les escucho pues no hay nada más, sólo gozo, lo malo es que se hace muy corto. Supongo que a los más puestos, este disco les resultará como una golosina y para quienes no estén muy familiarizados con el jazz puede ser un buen comienzo, un disco para hacer afición. Una buena aspirina para quitarte los dolores de cabeza.
Y esto es como tirar de un hilo infinito, aquí descubrí a Clark Terry, muy ameno, ese sonido deudor de Louis Armstrong, con mucho desparpajo, alegre optimista, como llevar a New Orleans de fiesta por las vias neuronales, Terry tiene mucho Blues y mucho swing, resulta espontáneo sin que afecte para nada a la línea melódica de la canción, como Oscar Peterson en el piano.
Y como que el mundo es un pañuelo, leyendo sobre Terry descubrí que empezó en el jazz junto a Hampton, y entonces me surgen preguntas como ¿que comía esta gente? ¿como eran capaces de provocar semejantes estados de ánimo sin letra que lo concrete? sin artificios, con mucho arte, y encima de la manera más natural, entorno a unos micros se dejaban llevar sin preocuparse ni de producciones ni otras parafernalias. Supongo que si algo debiera aprender el rock del jazz es la espontaneidad desde el proceso de creación, y hasta la grabación final.
Brotherhood of Man
Roundalay
Y mientras les escucho pues no hay nada más, sólo gozo, lo malo es que se hace muy corto. Supongo que a los más puestos, este disco les resultará como una golosina y para quienes no estén muy familiarizados con el jazz puede ser un buen comienzo, un disco para hacer afición. Una buena aspirina para quitarte los dolores de cabeza.
Dos maestros, Peterson y Terry, Chals. Yo la verdad es que no tengo ningún tipo de problema con el jazz, accedí a él con naturalidad desde el principio, igual que al rock. Simplemente, no hay que tenerle un miedo o un respeto especiales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo con el jazz tuve un click y gracias a ciertos discos que me pusieron delante, mi reflexión inicial realmente no tiene mucho sentido cuando se sabe aprecial la música sin etiquetas, pero viene dada por una conversación que tuve con un amigo al que si que le suponía un esfuerzo considerable, un iconódulo del heavy y sus santos. En ese aspecto veo este disco como una golosina que entra muy muy bien. Saludos Gonzalo
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