Chencho Fernández - Baladas de plata (2020)

...una puesta en escena que empieza desde la portada, unas 'noches de blanco satén' underground de amores imposibles que buscan las grietas de la relación convencional, con actitud de supervivencia frente a la vida y con el trasfondo de un mundo a estas alturas incomprensible.


Era difícil imaginar como Chencho Fernández iba a dar continuación a su anterior "Dadá estuvo aquí", disco que considero de lo mejor editado en este país en la última década. Hay que sumarle que han sido séis años los que han pasado, es mucho tiempo para pensar en una continuidad o en cierta lógica. El caso es que la espera ha valido la pena, valga el tópico, y tenemos aquí "Baladas de Plata". Todas las dudas se disipan de inmediato. Evidentemente ya no cuenta con el factor sorpresa y por otra parte falta la pegada pop de aquel, podríamos considerarlo inconvenientes si no fuera porque el cantautor lo compensa entregando una colección de canciones de gran calidad, otro gran disco que ratifica al sevillano como una de los grandes artístas de nuestros tiempos.

"Baladas de plata" extiende el universo sonoro de "Una buena noche", la obra maestra que cerraba el anterior disco, y mejora considerablemente la influencia de la chanson que introducía "La garçonne", se adentra en su lado baladista con mayor profusión y acierto apoyado por una producción impecable y detallista dirigida de nuevo por Jordi Gil. Claro que no esconde sus influencias, Rolling Stones, Lou Reed, Tom Waits continuan aquí, pero no debería temblarnos el pulso al afirmar que hacía muchos años que nadie como Chencho ha sabido adherir otros estilos latinos y europeos al rock que mayormente suele desarrollarse en términos anglófilos, pues la influencia de Serge Gainsbourg es evidente al igual que vienen a la memoria algunas luminarias de la canción ligera popular española, casi diría que desde los tiempos del Loquillo atrevido que transgredía el rock a base de vestirlo de etiqueta y desde el Sabina cronista de los bajos fondos del alma.


...el gran encanto de este disco es su inmersión total en estilos más propios de la canción ligera...

"Las fosas de Las Marianas" empieza con rigor rockero, tonada que recurre a los postulados del riff'n'roll que los stones estandarizaron a partir de Sticky Fingers, hay otras que se desarrollan en los mismos términos como es el caso del glam-rock "En boga" que puede llevarnos incluso al Bowie clásico setentero, los coros le delatan. Dos maravillas que piden a gritos el directo. No es el tono general del disco, hasta me atrevería a decir que el gran encanto de este disco es su inmersión en estilos más propios de la canción ligera, auténticas delicias como "Te quiero sin querer", un cruce entre Serge Gainsbourg y la celebérrima balada de Procol Harum, una de las grandes canciones aquí incluidas.

"Un hit" ahora con una sección de cuerdas se abraza al pop sixty europeo sin resultar kitsch y se descubre como un crooner fabuloso que te mantiene a la escucha de sus historias con arcos argumentales románticos brillantes. "Mi pequeña muerte en mi" se convierte en el centro neurálgico del disco, un clásico instantáneo que puede llevarnos a influencias dispares pero que inclinan la balanza por un estilo propio gracias a su fraseo único ya escuchado en Dadá.

Así se suceden baladas como "La canción de Nadia" que me llevan a pensar en grandes de la canción melódica como un Camilo Sesto crepuscular llevado a la penumbra de la madrugada. Imposible no acordarse del Tom Waits de Rain Dogs en "Salvador en la plaza del pan" hasta en la manera como la guitarra recuerda a los riffs latinos y crudos de Marc Ribot, y cabe destacar una producción brillante, capaz de disimular tan bien un ritmo de bolero como es "Como se odian los amantes", tonada con la que dan ganas de bailarse un agarrado como los de antes con flor en la solapa. "Calle Imagen" conforma la triada más rockera, entre acústica, piano y coros al más puro estilo Cohen se descubre como magnífico contador de historias cargadas de referencias clásicas en "Suicidio en Hollywood" (de su anterior grupo Las Muñecas de la Calle Feria). Y como en el anterior disco termina con una epopeya agridulce que pone la guinda apropiada, "Noche americana" crece apoyada en una sección de vientos, tiene ese espíritu de "última canción" de los disco míticos, un título que tal vez hace referencia a la película de Truffaut, podría ser por el tono francés del disco, en todo caso una grandísima canción que lo sitúa a la altura de otros cronistas del desencanto como Nacho Vegas, que manera de terminar un disco!.

Con "Baladas de plata" afianza su discurso original con su particular fraseo, compone verdaderos cuadros expresivos de una carga lírica importante, lo consigue sin perder su gancho con historias que se sitúan en el centro y una puesta en escena que empieza desde la portada, unas 'noches de blanco satén' underground de amores imposibles que buscan las grietas de la relación convencional, con actitud de supervivencia frente a la vida y con el trasfondo de un mundo a estas alturas incomprensible. Chencho Fernández da otro paso maestro, compone sin prisas una discografía que con toda seguridad figurará entre las grandes obras musicales cantadas en castellano del s.XXI. ¿El mejor disco de este año?, sin lugar a dudas.


Otras reseñas de interés de "Baladas de plata":
Juanjo Mestre en el Exile SH Magazine: https://bit.ly/3acou20
Jorge Addison en Rock and More: https://bit.ly/396vEDr

Comentarios

  1. Me alegra ver que se van sucediendo las reseñas sobre el disco y que vamos coincidiendo todos en puntos concretos y muy específicos. Creo que es el mejor alago para un disco.
    Felicidades por la reseña.
    Un abrazo.

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    1. Somos de Chencho desde el principio, y es que ni en nuestros mejores sueños podríamos haber imaginado hace unos años un artista de tal calado y carisma. Saludos y abrazos.

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  2. Ah! y gracias por la mención (no la había visto).

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    1. Como no!, además, creo recordar que fuisteis vosotros quien me indicasteis la senda en Dadá. Saludos de nuevo y fuertes abrazos!!!!!

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