En estas fechas se corre el peligro de caer inexorablemente en las garras de un nuevo disco que te haga replantear las posiciones en la tabla alta. Pero un aƱo se compone de todos y cada uno de sus 365 dĆas, y en ese intervalo ha venido a caer en mis manos este artefacto firmado por Phil Cook bajo el sugerente tĆtulo de Southland Mission. AsĆ de primeras el nombre poco dirĆ” a la mayorĆa, pero ojo, que este tipo feote de gafas de culo de vaso ademĆ”s de editar con Ć©ste su segundo disco a cuatro aƱos de su desconocido debut discogrĆ”fico (tambiĆ©n con muy buena nota oigan), ha formado parte de DeYarmond Edison grupo seminal donde empezó Justin Vernon, tambiĆ©n en los alt.country-progresivos Megafaun, favoritos. Y ojo, ha dejado su huella al lado de artistas tal que The Blind Boys of Alabama, Hiss Golden Messenger, Matthew E. White y The Shouting Matches principlamente.
En la prÔctica Phil Cook fue otro niñó que tuvo la suerte de escuchar grandes discos de la colección de su padre, absorvió desde muy joven todos los parabienes del blues a través de figuras de envergadura, Muddy Waters, Hound Dog Taylor y sobretodo J.B. Lenoir, admirador de la slide de Ry Cooder, su heroe, y de Lowell George. El tambien cuenta siempre que puede que su grupo gospel favorito son The Staples Singers, y eso hay que tenerlo en cuenta primero por su buen gusto y después porque se ve en algunas de sus canciones, tanto como el eclecticismo afroamericano de Taj Mahal, otro de sus héroes.
Reconozco haber visto la portada de refilón y decirme a mi mismo que no puede ser, que ya es demasiado. Pero me he encontrado con su canción "Great Tide" y seƱores, de primeras decir que este chico lo tiene, y despuĆ©s que la primera influencia me ha venido a la cabeza por la pulsión rĆtmica del She's the One del Boss en versión orgĆ”nica, o si preferĆs el Mona de Bo Didley con mĆ”s propiedad quizĆ”s, sólo que aquĆ al sr.Cook le sale una vena mucho mĆ”s sureƱa que al Boss, clara influencia si, pero muy buena canción en definitiva. Y asĆ las cartas de Phil Cook estĆ”n a la vista, no hay trampa ni cartón y le verĆ©is tantas influencias como mĆŗcisa hayĆ”is escuchado, pero es que importante, tiene un discurso Ćŗnico y una voz que le es propia, y ademĆ”s el muy jodido hace buenas canciones que enganchan.Phil Cook viene con unos cuantos amigos, Justin Vernon le hace las harmonĆas en la inicial "Ain't It Sweet", por favor que guitarra mĆ”s deliciosa, es irresistible, country-blues festivo de órganos y violines, fantĆ”stica. La versión del desconocido Charlie Parr "1922" es otro deleite esta vez desde el country-blues, tratĆ”ndose de Ć©l ya se sabe que habrĆ”n banjos pero es entrar esa guitarra tan Exile, la percusión y el teclado, y ya no poder mĆ”s que rendirme ante el desparpajo de Cook, te darĆ”n ganas de mover los pies al ritmo de esta dust-bowl ballad actual para bailar ante las desdichas.
Banjos y violines en "Belong", todo parece sencillo en este ligero bluegrass, pero son los pequeƱos detalles en su sitio que hacen convierten una tonada aparentemente sencilla en algo especial. "Sitting on a fence" no puede esconder ni quiere su funky elegante y tranquilo, y las ganas de hacer palmas te vendrĆ”n acompaƱado de este maravilloso sonido pantanoso y gospel de guitarra que te darĆ” placer, es magnĆfico, electrizante. En menos de dos minutos se despacha un "Time to Wake" sugerente, este chico lleva el blues corriendo por sus venas, lo bueno es que no es nada ortodoxo al sacarlo fuera, es ingenioso. Aunque puede que algĆŗn dĆa un publicista descubra el gancho de "Anybody Else" y entonces todo el mundo se vuelque con este disco, fenomenal, la segunda voz femenina presente en todo el disco aquĆ canta sublime. Phil Cook es un maestro levantando canciones desde cero, ejemplo "Gone", lo que en principio se advierte como una bonita canción acĆŗstica va creciendo y para cuando entre la baterĆa ya estarĆ”s moviendo la cabeza.
Phil Cook ha entrado de improvisto y se ha convertido en favorito de mis escuchas, me ha atrapado, canciones llenas de júbilo, country-blues orgÔnico y elegante, gospel de banjos y violines, órganos, pero son las guitarras las que suenan de vicio, crugientes y gustosas, blueseras pero con mucho estilo southern. Canciones que alegran sin mÔs por su tono luminoso y por cada arreglo y detalle. Muy buen disco.

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