Último disco de Songs: Ohia, o primero de Magnolia Electric Co., realmente poco importa la formación que firme, ambos esconden detrás a uno de los últimos grandes genios de la música americana, Jason Molina, con el disco que le dió a conocer al gran público.
"We’re going for a sort of 1950’s sound, ancient echo techniques on the voxs, doo wop back up singers (Jennie Benford, Scout Niblett, Lawrence Peters), dirty guitars, and as usual, as much of this is going to be done live as is possible." Jason Molina
Entre tanta pérdida la pasada campaña, veo a Jason Molina uno de los artistas a reivindicar aunque su música no haya golpeado los cimientos de la música popular. Si que fuimos los suficientes los que lloramos su pérdida. En su música se ven reflejados tanto Neil Young como Townes Van Zandt, y la lírica de su cancionero continúa resultando un buen refugio para los solitarios y espíritus rotos, sonidos de melancolía excelsa y difícil penetración a plena luz del día, pero que con nocturnidad y alevosía son briznas de luz capaces de iluminar las horas oscuras del alma.
Como Songs: Ohia firmó discos de belleza oscura y profunda, austeros en su concepción, siempre mal-comparado (superficialmente) a Will Oldham por su similar idiosincrasia, además de manera circunstancial ya que Oldham editó el primer single de Jason Molina, injusta comparación teniendo en cuenta el gran calado de sus canciones, y donde recomendaría a quien interese sumergirse en el disco Impala, un canto desolado a la desdicha de la working class, de igual calado es Axxess & Ace también más accesible, incluso es imprescindible Didn't It Rain, rico en texturas acústicas y en algunos pasajes tímida electricidad que podría considerarse el precendente sonoro al disco que nos ocupa, grabado en directo en el estudio para más señas, en un ejercicio de instrospección donde Jason Molina ahondó hasta niveles insospechados en su propia psyche.
Magnolia Electric Co. supuso un cambio significativo en su discurso, dejaba atrás el folk gótico y denso en favor de un country-rock eléctrico que remite a los 60/70 y con Neil Young como máximo punto de fuga (más claramente en su siguiente Trials & Errors). Para la ocasión Molina se hizo acompañar de parte del grupo Jim & Jennie & the Pinetops, presente en el anterior disco, a destacar el apoyo vocal de Jennie Benford, formación que completan entre otros músicos las voces de Scout Niblet y Lawrence Peters, grabado además por Steve Albini en sus estudios y en riguroso directo.
Este disco le dió a conocer al gran público, su menor densidad y mayor accesibilidad sonora fueron idóneos para ello, pareció como si el mundo entero esperase este disco para reconocer su grandeza. Y aunque la impresión y el empaque es de grupo, en todo momento el discurso predominante sigue siendo el de su propio universo lírico, si en su anterior disco ahondaba en sus propias raíces y en la búsqueda de una estabilidad emocional, aquí la tristeza y melancolía de sus letras dejan entrever la necesidad de un cambio, con el movimiento como motivo central y la necesidad de encontrar su sitio.
El disco abre con Farewell Transmission, una canción perfecta, marcado por el riff de la slide que ya aparecía en Didn't It Rain, uno de esos momentos de química perfecta con casi una docena de músicos en el estudio, grabada en directo y sin ensayos, Molina sólo puso a disposición de los músicos la progresión de acordes, ni tan sólo tenían idea de como terminarla, pero lo hicieron, el final es portentoso "listen! long dark blues", su lírica onírica es muy potente, el desierto, la luna, la oscuridad, claves que se repiten a lo largo de su carrera y parecen confluir aquí, Molina tiene la facilidad de construir imágenes con sus versos, a decir verdad es una de las letras que más me fascinan de cuantas he escuchado en mi vida pues cualquier significado variará dependiendo del momento o de quien la escuche, poesía en movimiento, grandiosa. Con I've Been Riding With The Ghost se presentan los coros, se reafirman las guitarras y esa slide presente en casi todo momento, Jason Molina parece encontrar definitivamente un nuevo lenguaje musical con el que se desenvuelve fácilmente, y que no supone impedimento para su profunda espeleología emocional, se presenta claramente su predisposición al cambio, incluso a superar los errores del pasado, aprender de ellos, aunque por su voz puede adivinarse cierto arrepentimiento y enfado consigo mismo.
Como Songs: Ohia firmó discos de belleza oscura y profunda, austeros en su concepción, siempre mal-comparado (superficialmente) a Will Oldham por su similar idiosincrasia, además de manera circunstancial ya que Oldham editó el primer single de Jason Molina, injusta comparación teniendo en cuenta el gran calado de sus canciones, y donde recomendaría a quien interese sumergirse en el disco Impala, un canto desolado a la desdicha de la working class, de igual calado es Axxess & Ace también más accesible, incluso es imprescindible Didn't It Rain, rico en texturas acústicas y en algunos pasajes tímida electricidad que podría considerarse el precendente sonoro al disco que nos ocupa, grabado en directo en el estudio para más señas, en un ejercicio de instrospección donde Jason Molina ahondó hasta niveles insospechados en su propia psyche.
Magnolia Electric Co. supuso un cambio significativo en su discurso, dejaba atrás el folk gótico y denso en favor de un country-rock eléctrico que remite a los 60/70 y con Neil Young como máximo punto de fuga (más claramente en su siguiente Trials & Errors). Para la ocasión Molina se hizo acompañar de parte del grupo Jim & Jennie & the Pinetops, presente en el anterior disco, a destacar el apoyo vocal de Jennie Benford, formación que completan entre otros músicos las voces de Scout Niblet y Lawrence Peters, grabado además por Steve Albini en sus estudios y en riguroso directo.
Este disco le dió a conocer al gran público, su menor densidad y mayor accesibilidad sonora fueron idóneos para ello, pareció como si el mundo entero esperase este disco para reconocer su grandeza. Y aunque la impresión y el empaque es de grupo, en todo momento el discurso predominante sigue siendo el de su propio universo lírico, si en su anterior disco ahondaba en sus propias raíces y en la búsqueda de una estabilidad emocional, aquí la tristeza y melancolía de sus letras dejan entrever la necesidad de un cambio, con el movimiento como motivo central y la necesidad de encontrar su sitio.
El disco abre con Farewell Transmission, una canción perfecta, marcado por el riff de la slide que ya aparecía en Didn't It Rain, uno de esos momentos de química perfecta con casi una docena de músicos en el estudio, grabada en directo y sin ensayos, Molina sólo puso a disposición de los músicos la progresión de acordes, ni tan sólo tenían idea de como terminarla, pero lo hicieron, el final es portentoso "listen! long dark blues", su lírica onírica es muy potente, el desierto, la luna, la oscuridad, claves que se repiten a lo largo de su carrera y parecen confluir aquí, Molina tiene la facilidad de construir imágenes con sus versos, a decir verdad es una de las letras que más me fascinan de cuantas he escuchado en mi vida pues cualquier significado variará dependiendo del momento o de quien la escuche, poesía en movimiento, grandiosa. Con I've Been Riding With The Ghost se presentan los coros, se reafirman las guitarras y esa slide presente en casi todo momento, Jason Molina parece encontrar definitivamente un nuevo lenguaje musical con el que se desenvuelve fácilmente, y que no supone impedimento para su profunda espeleología emocional, se presenta claramente su predisposición al cambio, incluso a superar los errores del pasado, aprender de ellos, aunque por su voz puede adivinarse cierto arrepentimiento y enfado consigo mismo.
Incluso los momentos más suaves y lánguidos suenan más luminosos que toda su obra anterior, Just Be Simple te mece, esta canción es poesía pura, el amor, lo simple que es simplemente quererse y cuanto se complica a medida que se avanza, magistral, un disco para lyrics delante. Almost Was Good Enough recuerda a un medio tiempo de los Crazy Horse por sus guitarras sucias, con un órgano en constante suspensión que mantiene la tensión lírica de alguien que resiste, que intenta por todos los medios ir a mejor pese al peso de su propia naturaleza. The Old Black Hen cuenta en la parte vocal con Lawrence Peters, interpretación que la acerca a los cánones country, además por el violín, piano, gran trabajo de la banda, en los versos se refleja a un Molina que no puede escapar de la fatalidad que le persigue en su propio universo lírico.
Y llega Peoria Lunch Box Blues donde Scout Niblet está en su salsa, esta chica tiene una carrera que merece más atención, balada desgarradora más cercana a la discografía anterior, potente lírica a la que muchas veces no es fácil rendirse, hace llorar. Otro de los grandes momentos eléctricos llega con John Henry Split My Heart perfecta canción country rock de guitarras que remite a toda la mitología americana con descaro y acierto, instrumentación excelsa que acaba con un giro potente, ¿se puede decir tanto en tan pocos versos? Jason Molina lo tenía, y esta canción relegada a las últimas posiciones del disco es simplemente magistral. Cierra el disco Hold On Magnolia, la más extensa con casi ocho minutos, placer sonoro que condensa toda la grandeza de este disco, violín, slide, la voz de Molina y nunca quieres que acabe, y la tristeza pocas veces ha refugiado el alma de quien escucha con tal calidez, melancólico, un día de lluvia.
Y llega Peoria Lunch Box Blues donde Scout Niblet está en su salsa, esta chica tiene una carrera que merece más atención, balada desgarradora más cercana a la discografía anterior, potente lírica a la que muchas veces no es fácil rendirse, hace llorar. Otro de los grandes momentos eléctricos llega con John Henry Split My Heart perfecta canción country rock de guitarras que remite a toda la mitología americana con descaro y acierto, instrumentación excelsa que acaba con un giro potente, ¿se puede decir tanto en tan pocos versos? Jason Molina lo tenía, y esta canción relegada a las últimas posiciones del disco es simplemente magistral. Cierra el disco Hold On Magnolia, la más extensa con casi ocho minutos, placer sonoro que condensa toda la grandeza de este disco, violín, slide, la voz de Molina y nunca quieres que acabe, y la tristeza pocas veces ha refugiado el alma de quien escucha con tal calidez, melancólico, un día de lluvia.
El año pasado el disco Magnolia Electric Co. cumplía diez años, a tal efecto se reeditó en edición conmemorativa y extras varios, además su banda dió una serie de conciertos junto a su amigo M.C. Taylor (His Golden Messenger), conmemoración que tendrá su guinda este 22 de abril con la edición del disco tributo Farewell Transmission: The Music of Jason Molina del que ya puede escucharse el adelanto de My Morning Jacket con la versión de Farewell Transmission, un disco que seguro trae de nuevo a primera línea a uno de los genios cantautores de nuestros tiempos.
No podía faltar a la cita con este homenaje a un disco que merece el estatus de clásico, puede que Steve Albini pusiera de su parte con su manera directa y cruda de entender las producciones, pero bien hay que decir que se encontró con una colección de canciones que emocionan y que devuelven la fe en la actualidad de la música entendida como medio de expresión artística, y aunque Jason Molina no ha escrito ninguno de los capítulos principales de la historia del rock tiene en mi relicario personal un lugar privilegiado incluso mucho más allá de este disco que marcó el ecuador de su carrera, tanto su obra anterior con los discos mencionados, como la posterior con otros tantos, Trails & Errors, Fading Trails y Josephine...
Magnolia Electric Co. es un disco de huida hacia adelante, de no dejarse vencer pese a la soledad, pese a los reveses de la vida, son fuerzas de flaqueza resueltas con un disco grandioso e imprescindible del country-rock de nuestros tiempos, un clásico.
Publicada originalmente en Exile SH Magazine
No podía faltar a la cita con este homenaje a un disco que merece el estatus de clásico, puede que Steve Albini pusiera de su parte con su manera directa y cruda de entender las producciones, pero bien hay que decir que se encontró con una colección de canciones que emocionan y que devuelven la fe en la actualidad de la música entendida como medio de expresión artística, y aunque Jason Molina no ha escrito ninguno de los capítulos principales de la historia del rock tiene en mi relicario personal un lugar privilegiado incluso mucho más allá de este disco que marcó el ecuador de su carrera, tanto su obra anterior con los discos mencionados, como la posterior con otros tantos, Trails & Errors, Fading Trails y Josephine...
Magnolia Electric Co. es un disco de huida hacia adelante, de no dejarse vencer pese a la soledad, pese a los reveses de la vida, son fuerzas de flaqueza resueltas con un disco grandioso e imprescindible del country-rock de nuestros tiempos, un clásico.
Publicada originalmente en Exile SH Magazine
Gran disco, Chals. Lo estoy escuchando en una tarde tan lúgubre y ceremonial como Domingo de Gramos y la verdad es que es una gozada. Un abrazo, tío.
ResponderEliminar"Domingos de Gramos" muy muy bueno, es más, me imagino a más de un monseñor haciendose sus ñunflas en petit comité. Y grandísismo disco para llevar en procesión. Saludos
EliminarJason era un océano de bellas aguas insondables, tristeza abisal y lirismo sincero. Te aseguro que irán saliendo directos suyos, los grababa con sonido de mesa y los colgaba gratis en su web oficial, imagínate lo que le importaba el dinero. Y así fue, tristemente que fue víctima de una enfermedad para la que no tenía recursos. Para mi un grande.
ResponderEliminarTienes el grandioso concierto del Pkanta Baja de Granada?? Sonido sobresaliente y banda tocada por los dioses, podría ser oficial si se hubiese registrado en Alabama o Memphis. Mañana te lo paso, vas a flipar!
Buenas noches, Chals!
ya lo he recibido Ned, muchas gracias, esto es un tesoro. Saludos y muchas gracias
EliminarExcelente post! este fue un disco de huída hacía delante, como tú bien dices al final, como que fue un deshaogo para Jason Molina, una manera de renovarse sin perder su esencia. Que triste final el suyo, cuando leí todo lo que sufrió en sus últimos años me entristeció mucho, creo que nunca obtuvo el reconocimiento que merecía, pero bueno, analizar eso ahora quizá sea un poco tonto por mi parte porque después de todo hay que asumir que por mucho que nos gusten estos estilos musicales, tienen esa condición maldita entre las masas y tal vez sea incluso positivo, quien sabe. En fin, que empiezo a divagar, jaja. Otra cosa a destacar es que por ahí aparece el nombre de Steve Albini y que imprescindible es en la historia más reciente del rock y alrededores. Otro grande entre los grandes.
ResponderEliminarGracias por compartirme este par de entradas que me ha encantado leer. Voy a la otra a comentar....