David Bowie - Hours... (1999)


La tristeza es inmensa, la noticia ha llegado de improvisto, a todos se nos ha caido el alma al suelo. La vida continúa y sus canciones se quedan. Será uno de los artistas mejor recordados y queridos, ya lo era hace décadas.

Pertenezco a la generación que fue consciente de la existencia de Bowie por la película "Feliz Navidad MrLawrence", durante mucho tiempo para mi Bowie fue Jack Celliers, el personaje de aquella película, recuerdo que ni me extrañó en su día la pátina homosexual que desprendía la historia, al contrario, incluso me ayudó a comprender aquel adjetivo que descubrí mucho tiempo después, porque aquella película hablaba básicamente de amores imposibles y épicos, de amistad y confianza de una manera clara y universal. También fueron inicíaticos los éxitos que radiaban a todas horas en mi tierna niñez, China Girl, Let's Dance y Ashes To Ashes, pero no fue hasta la salida del recopilatorio Changes Bowie de 1990 que entendí la embergadura de su carrera y empecé a profundizar en su etapa clásica, los años 70 básicamente. Los 90 me separaron completamente de él, desde Tin Machine y hasta Earthling, poco me interesaron. Entonces el último año de aquella década vino Hours, ciertamente poco valorado.

La noticia fatídica de su fallecimiento me pilló perfilando la reseña de Hours que andaba tramando desde el día de su cumpleaños, un disco que para mi representa lo que es Bowie en toda su magnitud fuera de su etapa clásica, un artista consciente del paso del tiempo, perspicaz con la popularidad que siempre arrastró y en relación con su vida privada, otra más de sus infinitas reencarnaciones que daban razón de ser a su propia humanidad. Ahora veo la portada y me deja hecho polvo, porque la verdad es que fuera de coñas sobre la eternidad esa visión entre lo estrambótico y lo onírico guarda muy bien la dicotomía entre la estrella del rock divina y un simple humano mortal.

En su día, y hasta hoy, quedé atrapado desde el primer momento por el video de la canción "Thursday's Child", una lucha descarnada entre la juventud y la madurez, versos hechos a su medida, necesarios no para su carrera, más para si mismo. Otra canción obra maestra en este disco es "Seven", una de las joyas perdidas de su discografía, una de esas letras de recapitulación que evoca su pasado más personal pero de una manera dulce y melancólica, dos caras de una misma moneda, entre colchones sonoros suaves y cuidados, escuchando estas canciones las lágrimas se me escapan. La acritud que se entrevé en el primer single finalmente explota en "The Pretty Thing's Are Going To Hell" con un riff grandioso digno de encabezar el rock alternativo de su década, donde deja ir sin cortapisas toda su amargura y rabia contenida contra el devenir del tiempo, ese vil dios que tarde o temprano nos lleva a todos al otro lado. "Survive" es otra de las canciones a meter entre las más acertadas, un medio tiempo donde Bowie ejerce perfecto el papel de crooner contador de historias que tan bien le va, canciones que despuntan sobre las demás, aunque nunca dudé que por lo general este disco es notable y tiene canciones que aunque no dicen nada nuevo o puedan parecer ya escuchadas, no dejan de ser excepcionales por el dramatismo que desprenden.

Como no, su toque experimental tenía que estar, aquí a modo de interludio instrumental en "Brilliant Adventure", y donde sin mediar palabra somos testigos del avance inexorable de las varillas del reloj. Y es curioso como con unos Suede que se iban a comer el mundo ya en horas bajas, Bowie devolvía con canciones como "What's Really Happening?" los méritos a su lugar original, quizás tardó demasiado en absorver los parabienes de una década que llevaba el adjetivo "alternativo" por bandera, "New Angels Promise" podría ser otro ejemplo de su personalidad llevada a la actualidad, si, ya habíamos oído ese fraséo en otra década de mayor éxito, pero creo que nunca con unos arreglos como estos y tan acertados como para no ser susceptible de ser visto como autoplagio, y en la misma línea vuelve con "Something In The Air" tejiendo con deshazón e intranquilidad la bandera incorfomista de un espíritu que demanda su parte del trato a unos buenos tiempos ya pasados. No cambiaría hoy por hoy ni uno de los 7 minutos de "If I'm Dreaming My Life", con interludios de guitarras dolientes y un Bowie rogando que todo sea un sueño. Cierra el disco "The Dreamers" y nos llevará a pasajes sonoros ya visitados con ínfulas tímidas entre el trance y bailables sin dejar de lado la personalidad propia de este disco.

En su momento Bowie afirmó en numerosas entrevistas que este disco no era para nada biográfico, yo nunca quise quitarle la razón, pero si fuera ésta una nueva reivención sería entonces la más cercana al oyente por su brillante costumbrismo de la madurez con todas las dudas que ello conlleva, uno de sus discos más humanos, pero ojo, no por ello menos moderno en un sentido estético y lírico, puede que Bowie a sus cicuenta pasados fuera uno de los viejos dinosaurios de los que no esperar nada más, pero es indudable que entrando ya casi al siglo XXI plantó de nuevo su bandera de fragantes aromas futuristas y oníricas y lo hizo con nota muy alta. A nadie le voy a negar que este disco no está entre lo mejor de su obra, hasta ahí llego, incluso habrá quien prefiera alguno de sus dos posteriores, también respetable, podríamos hablar de una trilogía entre Hours-Heathen-Realty que marcaba una nueva juventud. En mi caso fue el disco que me devolvía a Bowie después de una década intensa y confusa, (mi) Hours, mi preferido de todos los posteriores a los 70, aún lo es con diferencia, uno de mis discos del Duque.

Pocas veces la muerte de una estrella del rock me ha provocado estos nudos en la garganta, como con Joe Strummer, Vic Chesnutt, Lou Reed... incluso pensando con la lógica adulta de quien sabe que realmente sólo conocía una pequeña parte de su vida, pero aunque mi vida sea una mota de polvo insignificante al lado de tan mayúsculo artista para mi no deja de ser una muerte inesperada y dolorosa de alguien que siempre estuvo ahí. Yo por mi parte sólo tengo una manera de mitigar esta deshazón, y es recordando su música, hoy con la reseña de uno de mis discos favoritos y menos recordados. Gracias Bowie.


Comentarios

  1. Desde luego todos estamos tristes de cojones, yo también, yo me he pinchado estos días Scary Monsters y este es de los que no he hecho demasiado caso, bueno la verdad es que no le he hecho ni puto caso, y eso que lo compré en su día. me lo he traido al curro y si hay tiempo me lo pongo hoy.
    Un abrazo.

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  2. Recuerdo haberlo celebrado bastante en su día como la recuperación definitiva del duque y que me impactó de manera especial thursday's child. En cuestión de su discos recuerdo el casete que me compré de "The Man Who Sold The World" en una expléndida reedición de sus obra de finales de los 60 y principios de los 70, sólo por la portada tan llamativa. Estuve todo el fin de semana en casa sobrecogido, sin poner un pie en la calle.

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  3. Precisamente lo he escuchado un par de veces estas últimas 48 horas y es maravilloso. No de sus mejores trabajos pero desde luego le tengo una cariño especial. Gran reseña como siempre. No dejo de tararear Thursday's child, qué melodía más bonita.

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  4. Lo he vuelto a escuchar tras leerte, Chals, y la verdad, como dice Niko, qué bonita "Thursday's Child". El disco está muy bien, pero "Earthling", el anterior, me parece más rompedor, a pesar de que poca gente lo defienda.

    Saludos.

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  5. Bueno no voy a desdecirme de mis plabras sobre el Bowie de los 90 a mi no me gusta casi nada. Cieto que tiene temas preciosos pero en su conjunto no med ice nada prefiero los 2000 mas sereno mas autor . Eso si no sinedo muy bowie maniaco lo cierto es que el rock se muere pues ya no hay relevo para estos genios nacidos en los 60 ( musicalmente) Si estoy depre y pesimista será la ausencia del Duque

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