Tindersticks - The Waiting Room (City Slang, 2016)


El grupo de Nottingham acaba de editar su décimo disco de material original titulado "The Waiting Room" y hay que celebrarlo. Son pocos los artistas y grupos en la actualidad que son capaces de crear su propio universo sonoro, que aunque remitiendo en cierto grado a sus referencias, siempre lo consiguen desde una punto de vista personal y único. A estas alturas los Tindersticks no deberían necesitar mayor presentación, pero por si acaso no me quedaré sin recomendar sus dos primeros discos, tanto como "Curtains", disco obra maestra, hasta su dos últimos discos me parecen notables, son buenas elecciones, otra buena introducción a su universo particular podría ser su "Live In London" que reseñé en su día. (http://goo.gl/09QEtK).

La música de los Tindersticks no es apto para todo los públicos y se entiende que en consecuencia tampoco sea muy conocida su obra, ni te producirán un impacto en la primera escucha, ni te alegrará la vida en un sentido luminoso, pero tampoco les veo una pretendida grandilocuencia, ni llevan implícito ningún tipo de elitismo. Podríamos describirlos como la reinvención del legado de Lee Hazlewood y Scott Walker pero no de una manera ortodoxa a la Richard Hawley. Sus canciones son susceptibles de ser enmarcadas en el arte de la emoción profunda y el ritmo contemplativo, con arreglos cuidados pero sin virguerías innecesarias, aunque necesitan de sucesivas escuchas para que el interlocutor pasivo aprecie su valor real, se escapan por tanto a la norma en un tono reflexivo, aunque a la larga considero que son precisamente este tipo de discos los que más calan. 

"The Waiting Room" no iba a ser menos, pues tiene todos los ingredientes que esperaba de esta gran banda. El disco no busca un impacto inmediato, queda claro desde la primera instrumental Follow Me, exquisitez sonora que juega el papel de créditos iniciales de lo que está por venir. Sigue Second Chance Man, apenas unos acordes de órgano y el ritmo del charles son suficientes para quedar inmerso en su mundo onírico, canción tejida de manera magistral y que va creciendo y añadiendo arreglos, el bajo, los vientos primordiales en todo el disco, y la imponente voz de Staples que nos lleva hacia el clímax, para luego volver a empezar. We Were Once Lovers tiene en primer plano la pulsión del bajo eléctrico ejerciendo de guía y que como Help Yourself me retrotraen en intención a alguna de las obras soul conceptuales de los primeros 70, salvando las distancias claro, pero con el mismo groove envolvente. La fantástica Hey Lucinda ya pululaba por la red, favorita del lote de momento, canción que ya tiene unos años y que recupera Staples, un dueto exquisito junto a Lhasa De Sela, amiga del alma que murió hace unos años, una cantautora que debería ocupar su lugar privilegiado en el Olimpo de las reivindicacones artísticas como merece, aquí ambos propician uno de los momentos más bonitos y emocionantes de lo que llevamos de año, una canción de cuna para adultos que te mecerá y te llevará de la mano a ciertos lugares guardados muy dentro.

Para cuando llegue a This Fear of Emptiness estaréis sumidos en el más dulce sopor, excelente instrumental de intención cinemática que no hace decaer la atención, al contrario, nos deja espacio para saborear y degustar las exquisiteces que nuestros oídos acaban de escuchar, con el recitado de How He Entered, tal como la que da título al disco The Waiting Room, a voz y órgano, me viene a la memoria Terry Callier por esta forma de vestir el amor de misticismo etéreo lleno de soul, pasan suaves y ligeras, acarician. De nuevo otro instrumental Planting Holes, un interludio que si no primordial no hace más que reforzar la visión de que estamos ante un disco con momentos más vistosos que otros pero que al final dejan entrever una gran belleza cuando se contempla en su conjunto. Llegando a la parte final tenemos la fastuosa We Are Dreamers!, primer single, acompañado por Jehnny Beth del grupo Savages (que por cierto también tienen disco nuevo) y que me hacen imaginar un dúo entre Pj Harvey y Nick Cave, ambiente tenso y guitarras de esencia noise que recuerdan, además, algunas de sus primeras canciones. Este cuadro de intención impresionista cierra dulcemente con la hermana (pequeña) de Hey Lucinda, pues Like Only Lovers Can es otra maravilla, quien no puede imaginarse a un Burt Bacharach actualizado sondeando las maravillas de las relaciones de pareja?, la música te acaricia y Staples se erige como crooner de los secretos y laberintos, a veces dolorosos, otros dulces, del amor.

Como complemento audiovisual cada canción viene acompañada de su respectivo cortometraje cada uno con un director diferente, y por el resultado visto hasta ahora, consiguen conferir de gran plasticidad visual a esta obra musical de gran calado lírico. Arreglos detallistas, harmoniums, glockenpiel, cuerdas, por supuesto mención especial a la inestimable aportación del saxofonista Julian Siegel que pone su mano en algunos arreglos de vientos, es una de las grandes bazas de este disco. Al menos para mí "The Waiting Room" no creo que necesite todo un año de perspectiva y comparativa, porque sé que además de un artefacto único en su concepción, será uno de los discos fijos en mis futuras escuchas, desde ya una debilidad sonora. Muy recomendable.


Escrito en valenciano para NO SÉ VIURE SENSE ROCK

Conciertos de los Tindersticks per a 2016:
L’Auditori de Barcelona (Festival Guitar) el 14 de abril
Anfiteatro Miramón de San Sebastián (Music Box Festibala) el 16 de abril

Comentarios

  1. Tengo de la banda el "The Something Rain" como única obra y, he de decir, que me parece un trabajo notable. Su propuesta musical me pareció distinta, original, fuera del uso actual de los revivals y demás modas. Creo llegada la hora de seguir el camino de esta gente y este "The Waiting Room" promete no decepcionarme.
    Gracias por la recomendación.
    Saludos,
    JdG

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