The Skiffle Players quizás no os suene de nada pues es un nuevo grupo, pero si os asomáis a los nombres que lo forman os percatareis de que buena crema para saborear habrá. Andaba destrás de este Skifflin desde que el Exile lo anunció por via del rey Nikochan, aunque de los artistas quien más me tira es Neal Casal aquí a la voz y guitarras, y no solo por su carrera en solitario que tiene alguna de las perlas escondidas de la pasada década, además ha formado parte de proyectos que si no muy conocidos si atesoran una gran calidad, Chris Robinson Brotherhood, Phil Lesh & Friends, Circles Around The Sun, Ryan Adams, GospelbeacH, Hard Workin' Americans, un culo inquieto al que seguir la pista si quieres encontrar buenos discos. Al bajo tenemos a Dan Horne colaborador de lujo de Jonathan Wilson y también de Neal Casal en Circles Around The Sun, el cantautor Cass McCombs a la voz y guitarras, otro que asegura que la canción tendrá un tratamiento dulce y adecuado, y que por cierto también lleva en solitario varios discos a tener en cuenta, Farmer Dave Scher se encarga de los teclados, steel guitar, melódica y voces, procedente de los grandes Beachwood Sparks, y Aaron Sperske a la batería y percusiones también de Beachwood Sparks, así que soltado este rollo, necesario, el artefacto en cuestión ya debería tener un interés bastante alto si es que te suena alguno de los nombres. Si no es así no ya os lo digo yo: no os lo perdáis.
Estos artistas están juntos por los rebotes que da la vida, primeramente como apoyo a Cass McCombs en sus directos y a partir de ahí sin más pretensión que disfrutar de la música y al mismo tiempo rendir homenaje al cancionero primigenio americano, dando al skiffle un pretendido protagonismo desde el mismo nombre del grupo, hasta el título del disco, aleación sonora en desuso que se alimenta de estos primeros sonidos con cuna en Nueva Orleans, considerado por algunos uno de los estilos inspiradores de los pioneros del rock'n'roll, música ligada, si es que no es lo mismo e incluso se cruza, con el sonido de las jug bands. Aunque no estamos ante un disco de estilo propiamente dicho a excepción de un par de canciones, pués además de muy buen folk-rock viene espolvoreado de la magia del country-rock cósmico californiano de los setenta en algunos de los momentos sonoros más deliciosos del disco que piden además al oyente abstracción absoluta.
Coo Coo Bird son casi siete minutos instrumentales arraigados al country con un trabajo de guitarra muy bueno. Bajan las revoluciones en A Stay For You, canción que sabe a gloria y nos sitúa en el marco conveniente y territorio común de algunos momentos inspirados de los Beachwood Sparks, el folk-rock de Laurel Canyon de la mano de Til Stone Days Come, McCombs se destapa con Michael Weikel que recuerda por momentos a los no suficientemente reivindicados The Lovin' Spoonful cuando buscaban raíces en el Mardi Gras, una auténtica maravilla grabada prácticamente en directo. El camino del skifflin continúa por la vía del ferrocarril dándole nueva vida a la antigua Railroad' Some del olvidado tejano Henry Thomas, pionero del primer country-blues para más señas. El instrumental Skiffle Strut nos introduce de lleno en el estilo en cuestión a caballo del revival y nos abre la puerta de una segunda parte maravillosa. Always es una tonada sugerente de harmonías vaporosas y etéreas que te hará sumirte en un dulce sueño. Continúa este recorrido con When The Title Was Wrote que podría perfectamente entrar en el repertorio de los últimos Beachwood Sparks, o sea, delicatessen, siguen esta línea con Omie Wise, antigua murder ballad que tiene más años que cascorro y recuperan aquí rindiendo el mejor homenaje que pudiera tener. El viaje termina en un globo triposo y cósmico de nombre Skiffle Paperclip When Science Evolve, con un recitado inconexo acompañado de disonancias varias.
Una delicia de disco que reivindica un estilo prácticamente olvidado como el skiffle, aunque por lo general más en espíritu que literalmente, es una pretendida recuperación de tradiciones primigenias que se llevan a un terreno propio y más actual. Entra como la seda, su trabajo de guitarras es excelente bailando entre etéreas y más orgánicas, teclados detallistas y en ocasiones de aroma psicodélico, pedals que te harán flotar y harmonías vocales que saben a gloria, una alineación que transmite algo nuevo pero al mismo tiempo nos hace recordar a cada una de las partes que intervienen en el invento, muy recomendable.
Coo Coo Bird son casi siete minutos instrumentales arraigados al country con un trabajo de guitarra muy bueno. Bajan las revoluciones en A Stay For You, canción que sabe a gloria y nos sitúa en el marco conveniente y territorio común de algunos momentos inspirados de los Beachwood Sparks, el folk-rock de Laurel Canyon de la mano de Til Stone Days Come, McCombs se destapa con Michael Weikel que recuerda por momentos a los no suficientemente reivindicados The Lovin' Spoonful cuando buscaban raíces en el Mardi Gras, una auténtica maravilla grabada prácticamente en directo. El camino del skifflin continúa por la vía del ferrocarril dándole nueva vida a la antigua Railroad' Some del olvidado tejano Henry Thomas, pionero del primer country-blues para más señas. El instrumental Skiffle Strut nos introduce de lleno en el estilo en cuestión a caballo del revival y nos abre la puerta de una segunda parte maravillosa. Always es una tonada sugerente de harmonías vaporosas y etéreas que te hará sumirte en un dulce sueño. Continúa este recorrido con When The Title Was Wrote que podría perfectamente entrar en el repertorio de los últimos Beachwood Sparks, o sea, delicatessen, siguen esta línea con Omie Wise, antigua murder ballad que tiene más años que cascorro y recuperan aquí rindiendo el mejor homenaje que pudiera tener. El viaje termina en un globo triposo y cósmico de nombre Skiffle Paperclip When Science Evolve, con un recitado inconexo acompañado de disonancias varias.
Una delicia de disco que reivindica un estilo prácticamente olvidado como el skiffle, aunque por lo general más en espíritu que literalmente, es una pretendida recuperación de tradiciones primigenias que se llevan a un terreno propio y más actual. Entra como la seda, su trabajo de guitarras es excelente bailando entre etéreas y más orgánicas, teclados detallistas y en ocasiones de aroma psicodélico, pedals que te harán flotar y harmonías vocales que saben a gloria, una alineación que transmite algo nuevo pero al mismo tiempo nos hace recordar a cada una de las partes que intervienen en el invento, muy recomendable.
Puedes escucharlo y adquirirlo en su bandcamp:
No dejo de ori hablar de este disco y bien, le estoy cogiendo ganas, las influencias hablan por si solas.
ResponderEliminarUn abrazo.
El tema que pones suena fantástico, Chals.
ResponderEliminarGracias.