Fue el sábado antes de comer, ya descansados después de un viernes que empezó de madrugada con tres horas dormidas y que terminó a altas horas de la noche en el Castillo, en ese precioso momento delante de la Sala Jaguar de Frías entre vinos tintos, con los amigos, en mitad de un paraje asombroso y con unas vistas de auténtica congoja, Joserra encaramado a su armónica resoplaba una versión de I Shall Be Released sentida, fue en ese instante que mis pies se elevaron del suelo y entendí la grandeza de lo que allí acontecía, emoción en estado puro y la certeza de que la música es la mejor fuente de fraternidad y la fuerza reparadora que en aquel momento me hizo ver que ante la desalentadora actualidad de este mundo echado a perder, aún queda esperanza en los rincones más inhóspitos.
Me considero afortunado por ser amigo de Joserra, le quiero muchísimo, algo que se queda en poco en comparación a su capacidad para darlo todo. Tiene ese punto de locura que a la mayoría se nos ha difuminado en nuestro día a día, él es la constatación de que la música puede ser una hermosa brecha con la que burlar a los fatídicos designios cotidianos. Y le admiro, ya no sólo se trata de la gran gesta consumada con éxito, que su mérito tiene, lo hablaba con twobaskos (esperando desde ya su documental: http://twobaskos.com/) se trata de su capacidad para soñar sin límites y querer a las personas sin condiciones, su altruismo y entrega verdadera por la música, cosas que siempre han estado con él y por supuesto estuvo también presente en este Vals reflejado en todos sus amigos que asistieron respondiendo a su llamada en celebración del 40 aniversario del hito musical The Last Waltz.
Copernicus Dreams inauguraron el Vals aún con los asistentes posicionándose, para mi uno de los momentos más esperados. Primero porque conecté con su disco de canciones de sol de media tarde y de mirar hacia adelante a pesar de los batacazos, pero sobretodo quería conocerles porque intuía que detrás de esas canciones había corazones de oro, y no me equivoqué, me fui de allí con su directo y con su amistad, saludos a Chus, Pablo y compañía, os quiero tíos. Ser el primer concierto se pagó con algunos problemas técnicos, pero no empañó para nada sus maravillosas canciones, como You Can Say y esa Shock The Monkey To Live que aprecio muchísimo porque me llegó en un momento realmente duro y me aportó esa dosis de aguante y fuerzas de flaqueza anímica, una canción vital y preciosa. Luis estuvo allí presente, seguro, pero la vida sigue y Maki Soto al bajo aportó al grupo una vitalidad a remarcar y un chorro de voz por explotar, les quedó una versión de The Weight muy buena, me gustaron mucho. Apunten el título de su disco Sunrise (https://copernicusdreams.bandcamp.com/releases)
Foto: Bronco Farelli |
Foto: Bronco Farelli |
Foto: perrín Muchacho |
Sábado. De buena mañana para arriba, había que aprovechar el día. Directos a "La Roca" que fue un centro de operaciones perfecto, una pequeña tasca en el centro de Frías, de techo bajo, paredes de tacto rudo y vigas de madera, encantador y acogedor, me encanta su terraza al frescor de la mañana con sus cafés con leche y sus croasanes tostados con mantequilla, ah! claro, y las cervecitas de media tarde, placeres propios de los Frías Hillbillies. Volveremos por allí.
Foto: Rebeca Escobar |
Seguimos nuestro camino carretera abajo hacia Tobera, pasear por las inmediaciones de la comarca reconforta el espíritu y recarga las pilas, el Lavadero y su pequeño riachuelo con puente de piedra es un rincón maravilloso, la ermita de Tobera y sus cascadas reconfortantes, que bonito lugar la cascada en mitad de la pedanía. Y a mediodía un previo a base de vinito en la parte delantera de la sala Jaguar y lo que os contaba al principio, estos días me gusta cerrar los ojos y volver allí, a esos momentos de felicidad plena y pienso con airada melancolía que ójala el tiempo se pudiera parar. La sobremesa con los amigos no se quedó atrás, allí estaban casi todos y siempre es un placer compartir plato y conversación, menuda pandilla venida de todas partes, lo que suele decirse buena gente a quienes guardo en gran estima, ya espero volver a verles pronto.
Foto: Perrín Muchacho |
Foto: Perrín Muchacho |
Foto: Rebeca Escobar |
Pero señores The Fakeband la liaron parda, Fantásticos, desde que les vi por primera vez en Valencia hace un par de años Txomín ha crecido y se ha convertido en un gran intérprete y frontman, y siempre fue muy bueno pero ahora canta con todo el cuerpo, se ha soltado y sólo podemos esperar maravillas de ellos. La interpretación de los clásicos del Vals fueron perfectos, intensos, poca pose, mucha verdad, aunque fueron los momentos con los invitados los que para mi marcaron la diferencia y dieron un toque de distinción y emotividad, Dan Cabanela de Still River perfecto en su papel de Ronnie Hawkins, de la misma formación Juan Gumucio a la mandolina, Sara Comerón de Frank con Evangeline que me puso el corazón en un puño, Bosco de Walnut Co. haciendo de Levon Helm, Miguel Guzmán bordó un fantástico Helpless, y como no, no podía faltar nuestro querido Joserra a los coros en Such a Night. Creo que ha sido el mejor concierto que he visto en mucho tiempo, la banda estuvo magnífica y aunque su cometido fue reproducir The Last Waltz he de confesar que las canciones propias que introdujeron el concierto se salieron. Let me be myself tonight me puso a mil, y Don't Save My Life me hizo levantar los pies del suelo con sus armonías vocales. Necesario seguirles la pista (https://www.facebook.com/fakeband/).
Bantastic Fand fue otro de los platos fuertes del Vals, y es que muchos teníamos ganas de ver en directo a la banda que ha editado uno de los mejores discos de este año, su folk-rock sureño cartaginés impregnado de aromas dylanianos se desplegó con toda su artillería, incluido Carlos Asworth acompañando a la banda con el sitar en mi favorita Can't You See?, que redonda Find The Door. Aunque confieso que me encantó el momento de Love Sick del maestro Dylan que les viene como anillo al dedo y que interpretaron con la pasión amarga que le es propia a la parte lírica. Una banda que como muy bien apuntó mi amigo Evander le fue muy bien la sonoridad de los grandes espacios. Apunten el título de su último disco Welcome To The Desert Town (https://bantasticfand.bandcamp.com/)
Cerraron la noche del sábado los lugareños The Zimmerband, grupo que hace versiones en castellano del bardo de Minesota con mucha actitud y chulería, incluso me atrevería a decir que huyendo de la copia consiguen conectar con la esencia transgresora de las canciones de Dylan. Me gustó mucho su reinterpretación Los tiempos están cambiando. Al igual que pasó la noche anterior con Still River, su papeleta no fue nada fácil teniendo en cuenta quienes les precedieron, algo que se acusó en el público asistente que empezó a desperdigarse. Un gran concierto (https://www.facebook.com/LaZimmerband/)
El Vals fue especial por muchas cosas, la música, los amigos, el paraje, y en lo personal tengo muchas razones para que esos días condicionen para el resto de mi vida mi percepción de The Last Waltz.
Importante nombrar otra de las cosas que me gustaron mucho y que recordaré con cariño para los restos, se trata de la amabilidad de todos los fredenses volcados con el Vals, toda la localidad, comercios y vecinos, enfundados en sus camisetas y haciendo de la hospitalidad su bandera, puro Frías Spirit. Sin embargo debo confesar que ésta no es una crónica completa, está coja porque le falta el domingo que me perdí por las obligaciones laborales, coja porque ese día ya sabía de antemano que sería uno de los momentos más emocionantes del Vals, y las imágenes y testimonios de los afortunados que pudieron asistir a las sesiones de micros abiertos en el centro de Frías constatan lo que digo.
Gracias de todo corazón Joserra. Te quiero.
Foto: Bronco Farelli |
Bantastic Fand fue otro de los platos fuertes del Vals, y es que muchos teníamos ganas de ver en directo a la banda que ha editado uno de los mejores discos de este año, su folk-rock sureño cartaginés impregnado de aromas dylanianos se desplegó con toda su artillería, incluido Carlos Asworth acompañando a la banda con el sitar en mi favorita Can't You See?, que redonda Find The Door. Aunque confieso que me encantó el momento de Love Sick del maestro Dylan que les viene como anillo al dedo y que interpretaron con la pasión amarga que le es propia a la parte lírica. Una banda que como muy bien apuntó mi amigo Evander le fue muy bien la sonoridad de los grandes espacios. Apunten el título de su último disco Welcome To The Desert Town (https://bantasticfand.bandcamp.com/)
Foto: Perrín Muchacho |
El Vals fue especial por muchas cosas, la música, los amigos, el paraje, y en lo personal tengo muchas razones para que esos días condicionen para el resto de mi vida mi percepción de The Last Waltz.
Importante nombrar otra de las cosas que me gustaron mucho y que recordaré con cariño para los restos, se trata de la amabilidad de todos los fredenses volcados con el Vals, toda la localidad, comercios y vecinos, enfundados en sus camisetas y haciendo de la hospitalidad su bandera, puro Frías Spirit. Sin embargo debo confesar que ésta no es una crónica completa, está coja porque le falta el domingo que me perdí por las obligaciones laborales, coja porque ese día ya sabía de antemano que sería uno de los momentos más emocionantes del Vals, y las imágenes y testimonios de los afortunados que pudieron asistir a las sesiones de micros abiertos en el centro de Frías constatan lo que digo.
Terminó el Vals, que pena y que bajón, me hubiera quedado a vivir allí con my darling companion que se apuntó a última hora y me hizo muy feliz, para nosotros fue primordial, fue como volver al rio y que éste fluyera caudaloso. También con mis amigos venidos de todas partes, me reencontré con algunos de ellos y a otros les puse cara, que bonito porque una de las virtudes de este Vals fue el hecho de haber sobrepasado las limitaciones propias de las redes sociales materializando físicamente el amor que se intuye en la lejanía, allí "la solicitud de amistad" fue un fuerte abrazo, no hizo falta más. Sweet memories.
Gracias de todo corazón Joserra. Te quiero.
Foto cabecera: Jon Rodrigo
ME ALEGRO DE TODO HAYA SALIDO A Pedir de boca. Gran cronica y dias muy buenos los pasados. enhrabuena
ResponderEliminarFantástico resumen de lo que se escuchó y se vivió en Frías, ya en la memoria y en el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bonita crónica, amigo. Me ha encantado. Ah, y gracias por la mención.
ResponderEliminarFrías forever!
Un gran abrazo!
¡Qué crónica más bonita! "... la música es la mejor fuente de fraternidad..."
ResponderEliminarEmociona leer la crónica Chals, no solo la referencia musical de los maravillosos grupos que acudieron al festival, también la mención al paisaje, al ambiente de comunión, al espíritu que se creó durante esos tres días mágicos de Julio. Mi ausencia fue un borrón particular, imposible ya de paliar. Enhorabuena especialmente a Joserra, alma mater del evento, y a todos los que tuvisteis la suerte de asistir.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Emocionantísima crónica de unos días inolvidables. Abraçada.
ResponderEliminarEncantado de haberte conocido Chals , a tí y a tu chica ; fué todo breve pero muy intenso , yo creo que una gran experiencia individual para todos los que compartimos aquel fin de semana aunque debo confesar que me sentí molesto de no haber sido avisado de la comida del sábado , era algo que me hacía especial ilusión ; lo peor es que no sé si no fuí informado o sí lo fui y no lo recuerdo ; en cualquier caso espero volver a tener la misma oportunidad ; una gran experiencia que vuelve a dar motivos para seguir estando al pie del cañon aun cuando uno ya vaya pensando en poner punto final .
ResponderEliminarUn placer .
Un fuerte Abrazo ! Recuerdos desde Navarra !!!