Su alma es color sepia como los filtros de fotografĆa que pretenden dar a los recuerdos un halo mĆ”gico de nostalgia, mezcla del blanco y negro Tin Pan Alley aƱejo, y del ocre de las hojas en el suelo de un otoƱo cualquiera en esos Apalaches que la hermanan con mi querida Gillian Welch. A partir de esos cimientos tradicionales exploró fuera de su zona de confort entrando en territorios poco conocidos
Soy hijo de los 90, guitarras afiladas y sin prejuicios estilĆsticos. Pero hay artistas que me hacen volver mis pasos hacia mis grandes pasiones musicales enraizadas en la mĆŗsica folk. El Folk: Mi isla desierta. Latitudes sonoras que me sirven para huir de todo. Dos caras de una misma moneda. Este aƱo artistas como Mike Grau, Carolina Otero, J Mascis y Car Seat Headrest han llenado con creces ese importante espacio guitarrero. El otro viene ahora estirando con fuerza, primero despuĆ©s de mi inmersión total en Burnt To The Ground, la pom de los donostiarras Frank reseƱada hace poco en esta route, tambiĆ©n de la mano de Michael Chapman y el fenomenal Greatest hits 68-72 que me regaló mi amigo Joserra, y ahora con la protagonista de este post que acaba de sacar un disco sensacional.
En su momento se la asoció con el revival folk y la escena de la new weird america, algo lógico y normal a tenor de los rasgos comunes, situada junto a otros portentos mÔs populares, pongamos por caso Cat Power o Devendra Banhart, artista este último que me la descubrió con The Golden Apples Of The Sun, recopilatorio que capitaneó con el fin de aprovechar su tirón para descubrir otros talentos, un tipo que tiene que caerte bien si o si. Sin embargo a poco que sigas la pista a la artista de Colorado a través de sus discos podrÔs comprobar que ha sabido mantener la calidad y no deshincharse por el camino.
Su alma es color sepia como los filtros de fotografĆa que pretenden dar a los recuerdos un halo mĆ”gico de nostalgia, mezcla del blanco y negro Tin Pan Alley aƱejo, y del ocre de las hojas en el suelo de un otoƱo cualquiera en esos Apalaches que la hermanan con mi querida Gillian Welch. A partir de esos cimientos tradicionales exploró fuera de su zona de confort entrando en territorios poco conocidos, el lieder germano, haciendo suyos los cantos populares que Lorca inmortalizó con La Argentinita, musicando los poemas de Emily Dickenson. Un folk para nada estĆ”tico, una tradición en constante movimiento. Su voz se alterna entre la dulzura campestre y la profundidad de soprano que incita a la ensoƱación con su trĆ©molo de la familia de Joan Baez, curtida en la guitarra pero tambiĆ©n en cualquier instrumento que se le ponga a tiro, entre la desnudez de voz y guitarra, y esas otras tonadas donde la pedal-steel, el cello y el piano pueden alinearse con la sección rĆtmica, y con el inestimable apoyo de su socio de correrĆas de hace aƱos Victor Herrero, siempre con su guitarra portuguesa a cuestas dando amplitud etĆ©rea y profundidad sonora.
Y es que a Josephine Foster le debo muchas reseñas, asà que he decidido saldar mi deuda de golpe con este merecido especial en un momento en el que estoy absolutamente absorto en sus canciones, debilidad absoluta.

Su alma es color sepia como los filtros de fotografĆa que pretenden dar a los recuerdos un halo mĆ”gico de nostalgia, mezcla del blanco y negro Tin Pan Alley aƱejo, y del ocre de las hojas en el suelo de un otoƱo cualquiera en esos Apalaches que la hermanan con mi querida Gillian Welch. A partir de esos cimientos tradicionales exploró fuera de su zona de confort entrando en territorios poco conocidos, el lieder germano, haciendo suyos los cantos populares que Lorca inmortalizó con La Argentinita, musicando los poemas de Emily Dickenson. Un folk para nada estĆ”tico, una tradición en constante movimiento. Su voz se alterna entre la dulzura campestre y la profundidad de soprano que incita a la ensoƱación con su trĆ©molo de la familia de Joan Baez, curtida en la guitarra pero tambiĆ©n en cualquier instrumento que se le ponga a tiro, entre la desnudez de voz y guitarra, y esas otras tonadas donde la pedal-steel, el cello y el piano pueden alinearse con la sección rĆtmica, y con el inestimable apoyo de su socio de correrĆas de hace aƱos Victor Herrero, siempre con su guitarra portuguesa a cuestas dando amplitud etĆ©rea y profundidad sonora.
Y es que a Josephine Foster le debo muchas reseñas, asà que he decidido saldar mi deuda de golpe con este merecido especial en un momento en el que estoy absolutamente absorto en sus canciones, debilidad absoluta.

Este disco me entusiasmó como pocos, folk-rock de tintes britĆ”nicos acompaƱada de una banda, The Supposed, que le dió el toque de psicodelia suficiente para que se dijera de ella que era un cruce entre Jefferson Airplane y Patti Smith, favorito aunque la vertiente mĆ”s rockera de canciones como la excelente Deathknell (https://youtu.be/gwTzyL2faTA) no es representativa de su obra mĆ”s encauzada al folk. Un disco que no pasa de moda y que no habrĆa que pasar por alto en cuanto a discos de la primera dĆ©cada del nuevo siglo se refiere, desde la inicial Well-Heeled Man (https://youtu.be/0wMGYtFS_XQ) y hasta el final.

DespuĆ©s de su paso por la formación Born Heller y del disco apoyada por The Supposed, podrĆamos decir que este disco si que puede considerarse el origen (a parte de las primeras grabaciones caseras) de su camino iniciĆ”tico en busca del santo grial del folk y la tradición. De haber aparecido como el disco perdido de una Anne Briggs o una Vashty Bunyan habrĆa sido considerada una de las grandes joyas del folk campestre de finales de los 60, seguro. Voz y guitarra son suficientes, recupera alguna de las canciones que quedaron grabadas en sus primeras demos, preciosa There Are Eyes Above (https://youtu.be/vZBwNy0Cg4w).

En esta bĆŗsqueda de la esencia de la tradición y en plena inmersión sureƱa entregó el experimento sobre las canciones populares que Lorca grabó en su dĆa con La Argentinita en Anda Jaleo, esta vez acreditada junto a The Victor Herrero Band. Y al que continuó con Perlas que tiene momentos logrados (https://youtu.be/wDo6-D_JBtk) en los que de alguna extraƱa manera demuestra que las lĆneas de la tradición que separan diferentes culturas a veces no son tan claras. No los he escuchado mĆ”s de dos veces, sin embargo me parece curioso el resultado y alabo la valentĆa de meterse en estos terrenos a veces pantanosos. TenĆan que estar en esta selección.

Desde el punto de vista de Blushing, su alter-ego para la ocasión, crea un ballet-rock. Pero mĆ”s allĆ” de lo freak que pueda parecer tal premisa este es uno de sus trabajos mĆ”s finos, guitarras portentosas que asoman tĆmidamente en segundo plano, violines, detalles de arpa de boca, instrumentos indios, ritmos y cadencias de ascendente latino, todo se adhiere a su discurso de una manera realmente portentosa, y curioso como al mismo tiempo puede recordarnos a la Velvet Underground del 'sofĆ”', dadle a Child Of God (https://youtu.be/xu2_0UrpQ8Y). De mis discos favoritos. Una maravilla, un portento oigan.

Oh! la escucha de este disco es una deliciosa ensoƱación. A estas alturas mi sensación es que Josephine Foster ya ha llegado donde querĆa, relaja su bĆŗsqueda de las raices en su sentido mĆ”s global y se dedica a hacer lo que mejor le sale, ahora con todo lo aprendido. Baladas deliciosas como My Wandering Heart (https://youtu.be/t_kIzV0qdEA), a ritmo de escobillas, guitarras acĆŗsticas y elĆ©ctricas elegantes, contrabajo en primer plano, guiadas por pedal-steel o piano, se desenvuelven por el cĆ”non de la mĆŗsica americana mĆ”s ortodoxa, jazz, blues, folk. Que darĆa Nick Cave, incluso Tom Waits, por tener algunas de estas en su repertorio. Colección de canciones insuperable, maestrĆa total. Delicatessen.

Este disco editado este aƱo estarĆ” entre mis elegidos. Foster toca la guitarra, el piano, el órgano, el arpa y el autoharpa, acompaƱada por sus habituales con Victor Herrero a la cabeza y con arreglos para cello, pedal steel, armónica. Elegancia y clase no faltan. Este generoso doble LP funciona como un compendio de todo lo que ha hecho y lo que es capaz de hace. 18 canciones que no dirĆ”n nada nuevo a sus habituales, ni falta que nos hace. Un disco para dejarse llevar por este particular mundo de fĆ”bulas y fantasĆa que Josephine ha creado en su cabeza y nos cuenta a travĆ©s de sus pastorales y espirituales alejados del mundanal ruido. Como suele ser habitual no estĆ” hecho para todos los paladares.
Espero que esta rĆ”pida guĆa pueda servir a todo aquel que quiera acercarse a la cantautora. Sólo son una muestra, puĆ©s me he dejado en el tintero otros discos que para nada palidecen ante mi selección. la reedición de su Little Life, This Coming Gladness o No More Lamps in the Morning podrĆan haber entrado perfectamente en esta selección, puĆ©s a parte de sus experimentos con el lieder alemĆ”n y su inmersión lorquiana sólo aptos para mentes mĆ”s cultivadas, del resto estoy seguro que donde piques vas a encontrar oro. Es mĆ”s, seguramente de haber aparecido alguno de sus discos como si de una joya perdida de los 60 o 70 se tratara, a nadie le desentonaria junto a otras del calibre de Anne Briggs, Karen Dalton, Vashty Bunyan, Linda Perhacs. Artistas carismĆ”ticas y huidizas que en su momento no pudieron mantener una carrera discogrĆ”fica de largo recorrido por diferentes motivos y que dejaron verdaderas joyas musicales para la posteridad, por suerte no es el caso de Josephine Foster en cuanto a que su recorrido lleva la friolera de 16 discos sin bajar del notable, y ademĆ”s continĆŗa editando joyas a cada paso discogrĆ”fico que da. No se pierdan a esta artista esencial para entender el folk en nuestros dĆas. Grande.
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