Son veinte canciones y lo que de primeras puede resultar engorroso y largo, para mĆ se convierte en un saco del que comer caramelos a manos llenas, a cada escucha aparecen nuevos detalles, nuevos versos, nuevos arreglos, una maravilla que por su duración desafĆa por completo la rapidez de la actualidad, y eso me gusta mucho, me encanta, ademĆ”s con esta colección de canciones se reafirma como uno de los compositores mĆ”s tenaces y mordaces en estas lides de la mĆŗsica de autor.
Para mĆ, Bill Callahan es de la clase de Cohen, un cantautor personal y exquisito con unas letras a las que hay que prestar atención porque son parte fundamental de sus canciones, quedarse en el envoltorio, en como suena y que influencias tiene es quedarse a medias pues su mĆŗsica no tiene el gancho del rock'n'roll, si tiene el soul sosegado del Georgia on my mind. Para alguien como yo que no es nativo puede resultar una empresa difĆcil llegar hasta el tuĆ©tano del asunto, asĆ que es de agradecer su dicción y su interpretación, muy personal pero clara y transparente, y letras en mano claro. Dicho Ć©sto tengo que aclarar que Callahan es de los mejores letristas que existen ahora mismo, a la altura de David Berman y en la vitrina de campeones con Vic Chesnutt y toda la retahĆla de songswritters de su generación, y es que lleva la friolera de tres dĆ©cadas sacando discos como mĆnimo notables, firmados tanto como Smog como a su nombre, una larga trayectoria en la que nunca ha dejado de pertenecer a ese reducido grupo de artistas que mantiene una regularidad en sus entregas fiel a su particular manera de entender la mĆŗsica. DeberĆamos considerarlo una leyenda viva de los singer song-writers.
TenĆa este Shepherd in a Sheepskin Vest pendiente de reseƱar pues siempre he tenido la mĆŗsica de Bill Callahan necesitada de un momento de escucha atenta, aunque el precio ha sido alto respecto a su ausencia de la lista de mejores discos, no pasa nada ya que por suerte la buena mĆŗsica carece de fecha de caducidad y en el caso que nos ocupa la densidad y las cadencias musicales que aplica hace de sus canciones manjares que aguantan el paso del tiempo como si de encurtidos folkie se trataran. La duda es si con el tiempo este disco permanecerĆ” entre mis favoritos y entre mis venerados Dongs Of Sevotion, Sometine I Wish I Were An Eagle y Apocalypse, por decir tres ejemplos que me resultan clĆ”sicos.
PodrĆ” escorarse hacĆa territorios mĆ”s densos o dejar abierta la ventana de par en par, en todo caso la calidad nunca se puede cuestionar en el caso de Callahan, si a caso surge la necesidad a cada entrega de situarlo mĆ”s cercano al experimento de interiores impermeables o a la accesibilidad amable y agradable. Y ciertamente me ha sorprendido este nuevo disco que a pesar de su formato doble con veinte canciones en lĆneas generales podrĆa calificarse de fĆ”cil digestión, y si hay otra particularidad que diferencia este disco respecto de su obra es su enfoque mĆ”s distendido que reflexivo. Un tracklist de tal profundidad y extensión serĆa difĆcil comentar en su totalidad, asĆ que no me queda otra que recomendar algunas de las tonadas que considero destacadas. Por su impacto mĆ”s inmediato empezando por Black Dog, la encantadora The Ballad Of The Hulk, la lĆŗcida de Call Me Anything, favorita Son Of The Sea. DespuĆ©s estĆ”n esas otras, como Angela, que sin entrar a la primera como las nombradas, me conmueven sobremanera, y es que despliega autĆ©ntica grandeza en When We Let Go que sintetiza en escuetos versos desprovistos de drama inecesario sentimientos reales de amor y ruptura, imperdible en ese aspecto What Comes After Certainty, es grandiosa, una de las canciones y de las letras del aƱo pasada, ya es favorita de la vida. ImagĆnate que Nick Drake no hubiera muerto, imagina que hubiera superado su enfermedad, que estuviera casado y que tuviera un hijo, despuĆ©s una casa nueva, e incluso un coche Ćŗltimo modelo. Esta es la canción que harĆa sentado debajo de un Ć”rbol cerca de su casa hablando de que el amor no es mĆ”gico, es certeza, pero que hay despuĆ©s de la certeza?. No pueden faltar caramelos folk como Lonesome Valley, sencillez y genialidad al alcance de muy pocos. Son veinte canciones y lo que de primeras puede resultar engorroso y largo, para mĆ se convierte en un saco del que comer caramelos a manos llenas, a cada escucha aparecen nuevos detalles, nuevos versos, nuevos arreglos, una maravilla que por su duración desafĆa por completo la rapidez de la actualidad, y eso me gusta mucho, me encanta.
Claro que en lo musical no me cabĆa la menor duda de que la excelencia iba a estar presente, moogs, wurlitzers, lap steel, contrabajo, hasta kalimba, hasta su caracterĆstica voz grave que recita mĆ”s que canta, interpreta y es uno de los instrumentos. Su delicadeza musical jazz, sus jugueteos con ritmos programados, toda clase de aparamenta y una aparente seriedad que resuelve con la habitual mordacidad que despliega en sus letras de la forma mĆ”s natural posible, son elementos que continĆŗan estando ahĆ. En esta ocasión Callahan se enfunda en su traje de maduro padre de familia y lo propio serĆa tal vez reducir el impacto de sus letras, pero su lectura humanista que saca punta de entre las lĆneas de la normal cotidianidad no pierde mĆŗsculo, ni el humor, ni la crĆtica inteligente, mĆ”s bien se va amoldando a cada momento y afirmarĆa que, disculpen el tópico, el poso de madurez y la sabidurĆa adquirida con los aƱos engrandecen aĆŗn mĆ”s cada disco que va editando.
Un gravĆsimo error si no aparece entre los discos destacados de su temporada pues sin lugar a dudas lo es, si este Shepherd in a sheepskin vest despunta entre sus grandes discos el tiempo dirĆ”, eso sĆ, ahora mismo y con esta colección de canciones se reafirma como uno de los compositores mĆ”s tenaces y mordaces en estas lides de la mĆŗsica de autor. Muy recomendable.
Escrito originalmente para Exile SH Magazine:
http://www.exileshmagazine.com/2020/01/bill-callahan-shepherd-in-sheepskin.html
PodrĆ” escorarse hacĆa territorios mĆ”s densos o dejar abierta la ventana de par en par, en todo caso la calidad nunca se puede cuestionar en el caso de Callahan, si a caso surge la necesidad a cada entrega de situarlo mĆ”s cercano al experimento de interiores impermeables o a la accesibilidad amable y agradable.
Claro que en lo musical no me cabĆa la menor duda de que la excelencia iba a estar presente, moogs, wurlitzers, lap steel, contrabajo, hasta kalimba, hasta su caracterĆstica voz grave que recita mĆ”s que canta, interpreta y es uno de los instrumentos. Su delicadeza musical jazz, sus jugueteos con ritmos programados, toda clase de aparamenta y una aparente seriedad que resuelve con la habitual mordacidad que despliega en sus letras de la forma mĆ”s natural posible, son elementos que continĆŗan estando ahĆ. En esta ocasión Callahan se enfunda en su traje de maduro padre de familia y lo propio serĆa tal vez reducir el impacto de sus letras, pero su lectura humanista que saca punta de entre las lĆneas de la normal cotidianidad no pierde mĆŗsculo, ni el humor, ni la crĆtica inteligente, mĆ”s bien se va amoldando a cada momento y afirmarĆa que, disculpen el tópico, el poso de madurez y la sabidurĆa adquirida con los aƱos engrandecen aĆŗn mĆ”s cada disco que va editando.
Un gravĆsimo error si no aparece entre los discos destacados de su temporada pues sin lugar a dudas lo es, si este Shepherd in a sheepskin vest despunta entre sus grandes discos el tiempo dirĆ”, eso sĆ, ahora mismo y con esta colección de canciones se reafirma como uno de los compositores mĆ”s tenaces y mordaces en estas lides de la mĆŗsica de autor. Muy recomendable.
Escrito originalmente para Exile SH Magazine:
http://www.exileshmagazine.com/2020/01/bill-callahan-shepherd-in-sheepskin.html
SeguĆ a Smog como si fuera un devocionario, un misal del que no me perdĆa ninguno de sus rezos, tan devoto era del autor americano. DespuĆ©s la nada mĆ”s absoluta, el olvido incomprensible, no volvĆ a seguirle, desapareció. Debo volver a su credo, lo se, y espero hacerlo pronto. Este su Ćŗltimo trabajo puede ser una buena ocasión. AdemĆ”s, me gustan los discos con muchos temas, se parecen a esas olas del vĆdeo que rompĆan en los acantilados.
ResponderEliminarSaludos,
Hola javier, que buena descripción la tuya "se parecen a esas olas del vĆdeo que rompĆan en los acantilados". Un gran disco este. Abrazos.
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