Vuelve Billy Bragg con el EP Bridges Not Walls donde reúne canciones que ha ido publicando en formato single los últimos meses con el añadido de un par de inéditas. Un artista del que no hacen falta excesivas presentaciones, aunque, todo hay que decirlo, poca atención se le prestó a su colaboración con Joe Henry y su recorrido ferroviario, además del prometedor libro aún pendiente Roots, Radicals and Rockers. Billy Bragg nunca se fue, sólo que sus incisivas letras no suelen ser del agrado de la prensa musical, y digamos que este EP es una buena muestra de lo que es Billy Bragg, una vuelta a la protesta más visceral distanciándose de sus últimos discos donde sin dejar de lado su ojo crítico si optaba por unas letras más relajadas en cuanto a la actualidad se refiere. Aquí el sr.Bragg ataca de nuevo en un sentido más Woody Guthrie, crónicas de su presente inmediato con momentos sónicos más crudos que recordaran a sus primeros discos y otras canciones envueltas en arreglos característicos de sus últimas referencias.
Esta vez los acontecimientos de unos años a esta parte han sido plasmados en unas canciones minimalistas en cuanto a arreglos y producción, acompañado solamente de su eléctrica en Why We Build The Wall (versión de Anais Mitchell), en ocasiones añadiendo una base rítmica básica en The Sleep Of Reason, se escora hacia el country ayudado de una pedal en la fantástica King Tide and the Sonny Day Flood, sensacional Saffiyah Smiles, una deliciosa tonada acompañada de escobillas, acústicas y un órgano, muy del último Dylan. No puede faltar un folk-protesta acústico marca de la casa en Not Everything That Counts Can Be Counted. Y con un piano sombrío guia su reflexión en Full English Brexit, una balada interpretada con cierto desencanto y donde no duda en posicionarse.
Repasa así las desavenencias sociales de máxima actualidad, Trump representando el estado contra el pueblo, el Brexit, el racismo creciente y una sociedad adormilada por la rapidez de unas complacientes redes sociales. Es Bragg en estado puro, quizás uno de los pocos artistas, pongamos por caso los lejanos y queridos Clash y un Morrisey aún dando tumbos, capaces de no morderse la lengua sin que su discurso artístico palidezca, de los que aún cree que debería existir un estrecho compromiso entre el arte y su entorno inmediato. Bragg continúa al pie del cañón después de décadas ahora más completo musicalmente y con unas letras que además muestran su maestría lírica y su gran experiencia componiendo.
Si pensáis que la raza humana está perdida y que el rock ha perdido cualquier atisbo de actitud ante su entorno, escuchad este Bridges Not Walls y quizás te haga sentir menos solo. Y mientras nos lamentamos de la pérdida de grandes artistas que no nos quede la menor duda de que Billy Bragg además de uno de los grandes tiene en su haber una gran discografía plagada de joyas a rescatar, siempre con una personalidad que le es propia, siempre al pie del cañón. Bien por el sr.Bragg.
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