...resulta increible lo que Charles Lloyd y Lucinda Williams han conseguido, una colaboración que puede extrañar y tirar para atrás y que realmente fluye con total naturalidad entre el jazz y la americana más cercana a la tradición...
Me costó mucho adentrarme en las profundidades de Vanished Gardens, confieso que por pereza. Sólo el reclamo de Lucinda Williams mantenía este disco en la lista de los pendientes. Aclaro que me gusta el jazz, no soy un experto aclaro, adoro al Gordo Cannonball, a Chet Baker, a Coltrane, a Miles como no!, pero no me llamaba la atención el nombre para mi desconocido de Charles Lloyd, ni este disco sabiendo que las canciones interpretadas por Lucinda eran en su mayoría versiones. Fue gracias a una escucha realizada con desdén que me desperté de la tontería.
Me resulta increible lo que Charles Lloyd y Lucinda Williams han conseguido, una colaboración que de primeras puede extrañar y tirar para atrás y que realmente fluye con total naturalidad entre el jazz y la americana más cercana a la tradición. Lucinda presta sus aportes interpretativos y sus canciones como el motivo principal por el cuál el experimentado jazzman desarrolla unos inspirados pasajes instrumentales respaldado por The Marvels que no son otros que Bill Frisell, Greg Leisz, habituales de la de Louisiana, además de Reuben Rogers al bajo y Eric Harland a la batería. Equipo que completan Dorothy Darr y Don Was en la producción del mismo junto al propio Lloyd.
Defiant original de Lloyd es una pieza asequible para el neófito en estas lides del jazz, transcurre suave, perfecta para dejarte con un sabor de boca dispuesto para lo que viene. Llega nuestra Lucinda con Dust y abre fuego con su voz cascada y de grava, una canción editada hace un par de años en un disco favorito que no sabría si deciros si realmente era necesaria su revisión, pués con Leisz y Frisell en su filas la original ya era perfecta, claro, hasta que entra el saxo tenor de Lloyd y remata la faena con sobrada maestría, demostrándole a un servidor que entre la tradición americana y el jazz existen unos lazos más que evidentes y pueden convivir en un mismo plano fluidamente, y eso señores a parte de Joni Mitchell en sus años de gloria, no hay nadie hoy en día capaz de hacerlo con tanta claridad. En esa misma línia las versiones de Ventura y Unsuffer Me ofrecen de nuevo en bandeja de plata la grandeza de una Lucinda que canta como nunca para de nuevo hacer que la banda las lleve a otro nivel con los fraseos de terciopelo de Lloyd en la primera y el jazz más experimentado en la segunda.
Vanished Gardens pone de manifiesto la grandeza a la que estamos expuestos con la escucha de un disco de estas características, un entrelazado de guitarras que se suma a la sección rítmica y que sirve de colchón para que Lloyd despliegue su genialidad, tonada que queda lejos de quienes vienen aquí por Lucinda y disfrutarán quienes gusten de la capacidad del jazz para crear atmósferas de auténtica congoja. Otra de las joyas que guarda este disco es We've Come Too Far to Turn Around original de Williams, introducida por Lloyd y cantada por la de Louisiana, una canción protesta donde de nuevo el folk estandard de la vieja escuela y el jazz se dan la mano de una manera magistral. La triste Ballad of the Sad Young Men popularizada por Roberta Flack es una auténtica delicatessen, melancólica y noctámbula, el Blues for Langston and LaRue original de Lloyd tiene un aire smooth delicioso y en Monk's Mood del maestro Monk la guitarra tiene su espacio para lucirse. Cerrando este magnífico disco tenemos un caramelo en la versión de Angel de Jimi Hendrix, cantada de nuevo por Lucinda y con la que se despide este maravilloso combo.
Defiant original de Lloyd es una pieza asequible para el neófito en estas lides del jazz, transcurre suave, perfecta para dejarte con un sabor de boca dispuesto para lo que viene. Llega nuestra Lucinda con Dust y abre fuego con su voz cascada y de grava, una canción editada hace un par de años en un disco favorito que no sabría si deciros si realmente era necesaria su revisión, pués con Leisz y Frisell en su filas la original ya era perfecta, claro, hasta que entra el saxo tenor de Lloyd y remata la faena con sobrada maestría, demostrándole a un servidor que entre la tradición americana y el jazz existen unos lazos más que evidentes y pueden convivir en un mismo plano fluidamente, y eso señores a parte de Joni Mitchell en sus años de gloria, no hay nadie hoy en día capaz de hacerlo con tanta claridad. En esa misma línia las versiones de Ventura y Unsuffer Me ofrecen de nuevo en bandeja de plata la grandeza de una Lucinda que canta como nunca para de nuevo hacer que la banda las lleve a otro nivel con los fraseos de terciopelo de Lloyd en la primera y el jazz más experimentado en la segunda.
Vanished Gardens pone de manifiesto la grandeza a la que estamos expuestos con la escucha de un disco de estas características, un entrelazado de guitarras que se suma a la sección rítmica y que sirve de colchón para que Lloyd despliegue su genialidad, tonada que queda lejos de quienes vienen aquí por Lucinda y disfrutarán quienes gusten de la capacidad del jazz para crear atmósferas de auténtica congoja. Otra de las joyas que guarda este disco es We've Come Too Far to Turn Around original de Williams, introducida por Lloyd y cantada por la de Louisiana, una canción protesta donde de nuevo el folk estandard de la vieja escuela y el jazz se dan la mano de una manera magistral. La triste Ballad of the Sad Young Men popularizada por Roberta Flack es una auténtica delicatessen, melancólica y noctámbula, el Blues for Langston and LaRue original de Lloyd tiene un aire smooth delicioso y en Monk's Mood del maestro Monk la guitarra tiene su espacio para lucirse. Cerrando este magnífico disco tenemos un caramelo en la versión de Angel de Jimi Hendrix, cantada de nuevo por Lucinda y con la que se despide este maravilloso combo.
Si bien el reclamo fue la presencia de Lucinda Williams, adorada hasta decir basta en este lugar, ahora después de escuchadas estas canciones en profundidad me resulta más importante descubrir a un gran músico de jazz que desconocía por completo, un señor de una trayectoría abrumadora y que ha trabajado con los más grandes, discografía que ahora se abre ante mí como un nuevo tesoro repleto de joyas. Una colaboración de auténtico lujo que logra aunar lo mejor de ambas partes dejando para la posteridad un disco de una gran exquisitez. Favorito.
*Llegados hasta aquí hago un inciso. Ante la emoción que me produjo su escucha lanzé una llamada (de las pocas cosas buenas que tiene facebook) y recibí una tanda de recomendaciones de obras del propio Lloyd que aprovecho para dejaros aquí expuestas: Love-In, Dream Waves, Journey Within acreditados a The Charles Lloyd Quartet y el Warm Waters con aportes de auténtico lujo de algunos muy conocidos artistas (gracias Laurent), The Water Is Wide y Hyperion with Higgins firmados tan solo a su nombre (gracias Bernat) y I Long To See You con The Marvels (gracias Javier). Ahí ya hay una selecta obra donde hincar el diente y no fallar, aunque todo sea dicho, por lo poco que llevo investigado os puedo asegurar que la carrera discográfica de este señor guarda muy poco (o ningún) margen de error
Comentarios
Publicar un comentario