Impala es el segundo disco de Songs: Ohia, o lo que es lo mismo, Jason Molina con Geof Comings. Gran parte de la obra de Jason Molina la percibo de manera similar a Nebraska, la misma esencia desoladora y solitaria que deja pocas posibilidades a un cambio, mĆ”s por imposibilidad que por falta de voluntad. Molina parece llevar las circunstancias puntuales de aquel disco interiorizadas hasta lĆmites insospechados. Pero huye hacĆa adelante de la Ćŗnica manera que sabe, aceptando y purgando aquello que causa dolor con la mĆŗsica como Ćŗnica vĆa de expresión vital, y/o abriendo otra cerveza. En ese aspecto hay pocos discos de Jason Molina que puedan calificarse de fĆ”ciles, pongamos Magnolia Electric Co como triunfo seguro pero ya con un pie en otro concepto diferente y mĆ”s luminoso, e Impala como el disco que a mi entender muestra su esencia pura, exorcizante, hipnótica y suspendida en algĆŗn lugar muy oscuro dentro de su cabeza.
Es curioso que Johnny 99 la acabara liando despuĆ©s de ser despedido de la planta de Ford de Mahwah, y que este disco estĆ© impregnado de esa tristeza industrial del propio ecosistema de Ohio. Y es que los ambientes industriales, grises y desvalidos de humanidad, llenos de balances, reglas, beneficios, son lugares propiciatorios para estas visitas a las profundidades abisales del alma, con la inmovilidad laboral como coartada y con el desencanto vital de saber que estĆ”s fuera de tu lugar y que te acabarĆ” matando por dentro. Estos llantos suspendidos en Impala me retrotraen a una Ć©poca determinada, justo en el momento en que escuchaba el sonido del silencio despuĆ©s de una jornada de trabajo en la factoria, sabĆa la hora de entrada pero no la de salida, despuĆ©s de doce o catorce horas la sensación de ligereza al salir era tal, que llegaba a experimentar la libertad fĆsica y mental de una forma que nunca habĆa sentido jamĆ”s, el silencio e instintos bĆ”sicos a flor de piel, hambre voraz, el viento fresco, sensaciones primarias que en mi extenuación me hacĆan volver a sentir vivo como los clavos en la mano del replicante.
Una sensación que duraba bien poco, el trayecto hasta casa. Ya con pocas horas que sacarle al dĆa, sentado y en silencio, aĆŗn con el temblor ensordecedor en los oĆdos de las prensas gigantescas que nunca dejaban desconectar del todo, te atan al amanecer siguiente y se burlan a carcajadas del destino que espera cruel como los molinos de la Mancha, sin salida, con todos esas voces diciĆ©ndote la suerte que tienes por tener ese trabajo, "te ha salido una buena mano... vas por buen camino". Impala tambiĆ©n son los instantes antes de dormirse, mantras, frases e ideas desdoblan el cuerpo de la mente, el cuerpo queda inmóvil, la mente marcha sin control, y sólo el liberador camino hasta el frigorĆfico y el sonido del abrir de una lata es capaz de atajar, de llevarte a otro plano diferente donde si es posible dejar atrĆ”s ese color naranja suave y traicionero de las farolas de la factorĆa.
Y digo que no es un disco fĆ”cil porque puede que cada vez que te enfrentes a sus cancions te preguntes si realmente quieres adentrarte en Ć©l, si estĆ”s preparado para dejarte llevar hasta tal profundidad, a no ser que ya estĆ©s en ella. Impala, un teclado de ideas simples pero justas, una acĆŗstica renqueante, una baterĆa que marca el paso lento y una voz soportada por un fino alambre a punto de romperse.
Hay veces en que enfrentarse a la previsible dificultad salva un dĆa gris, o marcado por la consciencia de la pĆ©rdida. Sumergirse en Songs:Ohia no es muchas veces ejercicio fĆ”cil. Lo hago con cierta asiduidad con "The Lioness" y "Didn´t Rain" y reconozco que me deja un sabor de liberación, aunque sea limitada en el tiempo. Excelente el texto.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Did'nt It Rain es otra maravilla absoluta, a un disco que se titula igual que una canción de Mahalia Jackson no podĆa faltarle ese punto orgĆ”nico y catĆ”rtico, otro de mis preferidos, The Lioness no lo he escuchado, pero lo harĆ©. Saludos y gracias por pasar.
EliminarHay discos que precisan de un ambiente desolador para ser apreciados en toda su extensión. Ćste es el ejemplo. Un abrazo, Mr. Folk N Roll Machine Man.
ResponderEliminarAsà es amigo, yo me lo pienso dos veces antes de meterme a fondo, me lo dejo para esos momentos que sin razón estÔs donde estÔs. Saludos y gracias por pasar.
EliminarLo describes de forma clara pero para nada prosaica. Lo Ćŗnico que echo en falta de las jornadas de diez o doce horas, son esa sensación de libertad que describes y la satisfacción que da ducharse, coger una cerveza y derrumbarse en el sofĆ”, lo gratificante que llega a resultar el cansancio de una jornada completa. Masón me acompaƱaba durante esos dĆas y los posteriores al derrumbe. No he oĆdo Impala, pero The Liones es de lo mĆ”s comercial que hizo jamĆ”s. El otro dĆa (ayer), estuve en la fnac de mi ciudad, y tuve que dejar allĆ un par de vinilos de Songs Ohia. Abrazo, Chals!!
ResponderEliminarAmigo, y yo, mĆ”s que hechar de menos todo el pack, sólo esos momentos justo despuĆ©s de salir, plantado en la puerta y cuando aĆŗn no me habĆa percatado de que el ruido de las prensas aun sonaba en mis oidos. Impala lo escuchĆ© despuĆ©s a este periodo y desde el segundo 1 reconocĆ esa sensación entre tristeza, desafección y tranquilidad. Un placer tenerte por aquĆ Ned. Saludos
EliminarTriste pero ssreno, Bello pero con angustĆa en interior. No para cualquier situaciónn y lugar pero una vez que se da con ambas premisas mĆ”s que disfrutable
ResponderEliminarUn frase para enmarcar berbardo, y coincido contigo, no para cualquier momento. Saludos
ResponderEliminarQue buen rato he pasado leyendo, que maravilla de texto, copón y que conste que no es por ser zalamero, pero que facilidad para transmitir a partir de una historia personal, como bien acaban siendo tambiĆ©n estos discos y estos artistas que brillan desde la discreción artĆstĆca en cuanto a recoger la siembra se refiere. 'Impala' es uno de esos Ć”lbumes de lento calado, de los que te vas prendando con los aƱos, con los momentos bien escogidos, que bien sigue sonando con el paso del tiempo, que talento tenĆa este hombre.
ResponderEliminarMe has hecho recordar una etapa en la que por fortuna no me torturaba el ruido de las mĆ”quinas en mi trabajo, pero me mataba el horario. Fueron unos aƱos en los que me castigaba el lomo en un almacĆ©n cĆ”rnico que preparaba envĆos alimentarios para los comedores de grandes empresas y cadenas de restaurantes y era matador, de sol a sol, tanto que cuando salĆa tenĆa la misma sensación que compartiste en su dĆa aquĆ, de salir al exterior y agradecer la simple brisa como si fuera sinónimo de libertad y vida, por muy efĆmera que fuera. En esos instantes previos a atravesar la puerta de salida, pensaba en las notas de cualquier disco que llevara en el mp3 del que iba a dar buena cuenta nada mĆ”s poner el pie en la calle. Que disfrutables son los pequeƱos placeres.
Un abrazo, y siento el pedazo ladrillo de comentario que acabo de dejar a lo tontojuliƔn, jaja